Trump y Bolsonaro se unen para imponer la paz en Venezuela
Nostálgicos de la dictadura militar en Brasil votaron en masa (más de 50 millones) para lograr que el ultraderecha Jair Bolsonaro sea el nuevo presidente carioca. En su toma de protesta el exmilitar y político católico aseguró que a partir del día de hoy se termina la idea de un Brasil izquierdista, por lo que empieza una nueva era de acuerdos entre la nación de la samba y Estados Unidos.
Con la venia de Donald Trump, el presidente brasileño sonríe al prometer que trabajarán en conjunto para lograr la paz en Venezuela, el país vecino sumido en un gobierno permanente de izquierda radical. Contrariamente a la tradición de apoyos entre los gobiernos del PT brasileño y el gobierno chavista de Nicolás Maduro, el objetivo de Bolsonaro es militarizar el gobierno brasileño para perseguir fines extranjeros. Esto quedó claro con la rápida visita de Pompeo, el secretaria de estado yanqui, a la capital carioca.
Entre abrazos y tweets de coqueteo entre ambas naciones, Brasil y Estados Unidos ya tejen la trama con la que habrán de imponer su intención de pacificar Venezuela. Esto enciende las alarmas en la pequeña tranquilidad latinoamericana. Con tendencias a la derecha, países como Argentina y Colombia se ven más atraídos por la intención de Trump y Bolsonaro que por la chavista. Esto se refuerza con las declaraciones de Iván Duque, el presidente colombiano que ya promete restablecer la paz en el país de Nicolás Maduro.
Pompeo se reunió con Bolsonaro y con Duque para trazar el camino que habrán de seguir para liberar a Venezuela, según sus términos. En Colombia ya se sienten los estragos de la dictadura madurista, ya que es el país que más ha recibido migrantes venezolanos por las condiciones de pobreza y violencia. Duque no se ha frenado en condenar el gobierno de Maduro, por lo que mantiene desde el inicio de su administración un veto diplomático a la nación de Carolina Herrera.
Con tres millones de venezolanos huyendo del gobierno de Maduro, estas naciones están formando un bloque sólido para “instalar” su forma de democracia en Venezuela. Recordemos que Donald Trump se ha mostrado como un enemigo directo de Nicolás Maduro, y en varias ocasiones ha prometido llevar la democracia yanqui al territorio venezolano. Con Colombia y Brasil de su lado, parece ser que se viene una fuerte movilización para sacar al chavista del gobierno de Venezuela.
Nicolás Maduro ha asegurado que todo el plan se diseñó en la Casa Blanca con la aprobación de Donald Trump. El objetivo, asegura el venezolano de bigote crespo, es ingresar militarmente a su país para derrocar a su eterno gobierno y terminarlo. Para blindarse de posibles ataques, Maduro ha presumido la llegada de bombarderos rusos para la defensa de su nación, con lo que las alarmas internacionales están más que encendidas. Un conflicto Brasil contra Venezuela se convierte automáticamente en un conflicto Estados Unidos contra Rusia.
Pero los problemas para Brasil vienen desde un continente lejano. Demasiado acercamiento político entre la nación de Bolsonaro y la de Trump puede torcer los acuerdos político-económicos que mantienen los cariocas con China. Recordemos que el país de la bandera roja es su principal socio comercial, por lo que, al menos del lado de los negocios, no les conviene a los brasileños aliarse con Estados Unidos para tumbar a Maduro en Venezuela. También debemos mencionar que China tiene grandes intereses empresariales y económicos en la nación que gobernara Hugo Chávez.