El Borras, de perro maltratado a estrella de cine internacional
Los mexicanos vieron cómo un perro negro provocaba un divorcio. El Borras es una de las figuras más icónicas en el filme mexicano Roma. La primera escena le pertenece al perro mexicano que deja sus excrementos regados por la cochera de una casa ubicada en la Ciudad de México de los años setentas. Ahí empieza la historia de una de las películas más aplaudidas por la crítica internacional en el 2018.
Conocido por su gran capacidad digestiva y sus enormes brincos, el Borras se ha ganado al público internacional por ser parte de uno de los filmes más importantes en la historia reciente de México. Pero el perro estrella del cine internacional pudo tener un final trágico si no fuera por la persona que lo rescató y entrenó para ser el guardián de la casa ubicada en Tepeji 21. Manuel Montero lo encontró en 2016 en condiciones lamentables.
El entrenador profesional de animales se acercó a un lote en donde vio a un perro flaco, con sarna y pulgas, amarrado con un alambre que le lastimaba el cuello. No tenía dueño aparente y estaba atado al muro de un lote baldío, en donde pasaba hambre y sed. El perro fue rescatado, después de que Montero se negaba a dejar pasar esa escena lamentable. Pocas personas imaginaron que el perro consentido de la colonia Roma estaba a punto de morir de hambre.
Por los problemas que tuvo al ser un perro de la calle, Borras pasó un mes entero en la veterinaria, después de sufrir bronquitis, sarna, conjuntivitis y un severo caso de pulgas. Todo esto lo cuenta en entrevista El Universal, después de investigar a fondo a los personajes secundarios de Roma, un filme que está nominado a 10 premios Oscar y que tiene a Alfonso Cuarón, Yalitza Aparicio y Marina de Tavira entre sus principales competidores por el máximo galardón del cine estadounidense.
Incluso en redes sociales se vieron muestras del cariño que el público le tiene al Borras con la ficticia nominación a “mejor lomito de reparto”. La historia de cómo fue seleccionado para dominar la cochera de la cinta mexicana es curiosa. Borras era idéntico al perro que Alfonso Cuarón, creador de la historia, tenía cuando era niño. Además, el perro entrenado para aparecer en pantalla cumplió con todas las órdenes e indicaciones que le solicitaban en el set.
La película de Cuarón ha retratado cómo era la vida en el México de los años setentas, entre conflictos sociales, desigualdad profunda, política represora y un día a día muy distinto a lo que hoy se puede percibir en la capital más poblada del continente americano. Ahí es en donde el Borras custodia la seguridad de una familia de clase privilegiada que tiene empleadas a dos jóvenes indígenas mixtecas. Una de ellas es Cleo (interpretada por Yalitza Aparicio), quien mantiene una relación de aprecio con la familia que interpreta el pasado del cineasta mexicano.
Una de las grandes solicitudes físicas para Borras eran los enormes saltos que pega cuando alguien se acerca a la puerta del hogar mexicano. Esta era una característica del perro de infancia de Alfonso Cuarón, por lo que Borras tuvo que ser entrenado con pelotas que rebotaban para lograr saltos idénticos a los del perro de antaño.