La caravana migrante sorprende y llega a la Ciudad de México
Después de que el gobierno mexicano intentara detenerlos prácticamente desde que entraron a territorio nacional, los miles de centroamericanos que han caminado durante semanas para por fin entraron a la Ciudad de México. Después de que el gobierno capitalino anunciara la adaptación de un estadio para recibir sin problemas a los migrantes centroamericanos, la caravana es tan numerosa que ha sorprendido al gobierno.
Al principio se recibieron apenas a más de 300 personas en el estadio “Palillo”, en la capital mexicana. Después, se supo de la llegada masiva de centroamericanos que buscaban albergue y que desbordaron la capacidad del recinto para atender sus necesidades. Más de 7 mil migrantes están descansando en un lugar que no les otorga baños limpios, alimentos suficientes ni condiciones dignas para su reposo. Después de caminar durante días por las carreteras hirvientes del sur mexicano, el frío de la Ciudad de México los recibió en la delegación de Iztacalco.
Su llegada a la capital mexicana es un duro golpe al gobierno de Enrique Peña Nieto, que buscaba con insistencia mantenerlos aprisionados en los estados de Campeche y Oaxaca, en la frontera sur mexicana. A través del programas #EstásEnTuCasa, el gobierno peñista los invitaba a regularizarse para obtener empleos temporales, educación para sus hijos y atención médico, siempre y cuando no avanzaran por el país. Pero los centroamericanos rechazaron la trampa mexicana y continuaron caminando por Veracruz.
Fue en este estado, gobernador por el PAN, en donde cien migrantes subieron apretados a dos vehículos que se encuentran desaparecidos y no se sabe nada de ellos. Recordemos que Veracruz es uno de los estados más inseguros del país y que mucha de la criminalidad del territorio le ha pegado a los miles de migrantes sureños que atraviesan la tierra jarocha. Aún con estas advertencias, las cuatro caravanas migrantes ya avanza por Veracruz y Puebla para concentrarse en la capital mexicana, en donde se espera una reunión con los legisladores mexicanos para exponer sus historias.
En asamblea los miembros del #ExodoCentroamericano escuchan sobre todos los servicios legales y de salud que se ofrecen en el Deportivo Magdalena Mixhuca. pic.twitter.com/PKYFVSRR6N
— Andres Torres Checka (@Checka91) November 6, 2018
Después de más de una semana de avance continuo por la costilla derecha del país, los migrantes continúan con la idea de llegar a la frontera norte mexicana. Su intención sigue siendo entrar a Estados Unidos a como dé lugar, con el interés de quedarse en el país del pay de manzana, esperando lograr una mejor calidad de vida para sus familias. Para encontrarlos, Donald Trump ya mandó a más de 5 mil soldados para impedir que entren a territorio norteamericano. Promete deportaciones masivas, arrestos y disparos, en casos de agresión.
El jefe delegacional de Iztacalco, Armando Quintero, asegura que esperaban la llegada de la caravana pero que no contaban con que fuera tan numerosa. Hasta estos momentos, el deportivo en donde se encuentran reposando los centroamericanos está rebasado en su capacidad, por lo que ya hay problemas internos para brindar atención médica, métodos de aseo personal y actividades lúdicas para aliviar la tensión en el lugar. Quintero dejó en claro que se brindarán apoyos hasta donde el presupuesto de la delegación lo permita.
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Los migrantes están convencidos de que su acceso por el interior de México ha sido más tranquilo de lo que esperaban. Si bien la secretaría de migración y la policía federal mexicana han hostigado su andar, son las organizaciones civiles y la población mexicana en general los que han hecho que la caravana avance más rápido y con mayor seguridad por un país sumido en la violencia, el secuestro y la trata de menores de edad.
Aún no hay fecha precisa para que la caravana continúe avanzando por el país, pero se espera que en las próximas semanas estén llegando más de 7 mil centroamericanos a la frontera norte de México con Estados Unidos. Es ahí en donde habrán de enfrentar su mayor peligro: la cólera y xenofobia de Donald Trump, quien dispone del ejército mejor blindado del mundo.