El PRI expulsa a César Duarte cuando arrecia la cacería de corruptos
Los priistas están justo en medio de un proceso de renovación. El partido tricolor se esfuerza en dejar atrás la imagen de corrupción del sexenio peñista y aboga por encontrar a un representante limpio que pueda sacar adelante a un partido que ha sufrido un castigo electoral enorme en las elecciones del 2018 y 2019. Además, con los avances de la fiscalía mexicana en contra de Emilio Lozoya, los priistas ya están generando movimientos para intentar limpiar su pasado.
La última gran avanzada para mostrarse como distintos ha sido la expulsión definitiva de César Duarte. El exgobernador de Chihuahua desfalcó las finanzas estatales y obligó a los chihuahuenses a pagar sus deudas durante décadas, además de formar parte del caso Chihuahua, en donde se desviaron recursos federales que terminaron financiando campañas del PRI (aquí estarían involucrados altos mandos del peñismo, como Beltrones, Videgaray e incluso Peña Nieto).
Después de años de que parte de la militancia tricolor exigiera la expulsión de César Duarte, la cúpula del partido se negó a retirarlo de sus filas. Incluso Ildefonso Guajardo minimizó los crímenes del chihuahuense, asegurando que no eran delitos graves. Esta defensa a un político claramente atado a corrupción y desvío de recursos ayudó a lesionar la imagen del partido. La consecuencia fue una derrota colosal en las elecciones de junio.
Protegerlo dañó al partido
Pero cuando Emilio Lozoya está agotado de recursos para evitar su detención, el priismo ha movido sus piezas demasiado tarde. La expulsión de César Duarte pudo haber sido una gran muestra de limpieza interna para las elecciones del 2018, en donde el candidato Antonio Meade quedó relegado a un lejano tercer sitio. Con esto, el PRI no pudo retener la presidencial y no ganó prácticamente nada ante una nube de corrupción e impopularidad.
La salida de César Duarte también abre la posibilidad de que la fiscalía avance contra él y el partido quiera deslindarse de todo su pasado. El chihuahuense tiene años escondido en Estados Unidos, en donde ha lanzado recursos legales para evitar que se le extradite a México. Al llegar la izquierda a la silla presidencial mexicana, el presidente López Obrador prometió avanzar en la detención del priista.
El avance en Chihuahua
Aún con la evidencia recabada por el gobierno de Javier Corral, el PRI se negó a expulsar de sus filas a uno de los miembros más polémicos de su pasado reciente. Como una de las caras más notorias del nuevo PRI, Duarte prometía un cambio en un partido que sumaba décadas de acusaciones. En esta misma canasta estaba Javier Duarte, un exgobernador priista que desfalcó a Veracruz, además de otros personajes ya perseguidos o detenidos por la ley.
Esta expulsión se da justo en la lucha interna del PRI por elegir a su nuevo presidente. Entre los principales candidatos están el peñista José Narro y el cercano al presidente López Obrador, Alito Moreno. Una de las interesadas por hacerse con la presidencial priista, Ivonne Ortega, asegura que Peña Nieto ya está metiendo las manos en esta elección interna, apoyando a Alito, todo con la intención de seguir imponiendo a su equipo en un partido bastante herido en el último sexenio.