Una ‘ola amarilla’ que clama revolución está inundando Europa
El presidente francés nunca imaginó que sus ciudadanos se revelarían en contra de su gobierno de una forma tan explícita. Cuando Emmanuel Macron se hizo con la presidencia francesa, su equipo y cientos de medios en europa aseguraban que se venía un nuevo tipo de administraciones adictas al diálogo, la solución de conflictos inmediatos y una visión de apertura total con las voces opositoras. Macron era la cara más esperanzadora del viejo continente hasta que aparecieron los chalecos amarillos.
Un montón de personas en desacuerdo con las políticas neoliberales del golden boy francés han sacudido la ciudad más famosa de europa exigiendo el freno a la reforma que aumentaría los precios de la gasolina en toda Francia. Los turísticos monumentos como el arco del triunfo o la torre Eiffel pasaron a rodearse de humo, protestas, cantos del himno bélico galo, puños en alto y policías represores deteniendo a toda persona que porte un chaleco amarillo. Imposible filmar una película romántica ante estos escenarios.
El poder de los chalecos ya está impactando en otras naciones europeas sumidas en crisis. Italia, España, Bélgica se han unido a esta ola amarilla para dejar en claro a sus gobiernos que la clase trabajadora está harta de medidas que los han afectado durante años. El fantasma de las manifestaciones masivas de los sesentas vuelve a caminar por las principales capitales europeas, enfundado en un brillante chaleco amarillo.
¿Qué buscan estos chalecos amarillos?
En España, los chalecos amarillos concentran sus acciones en una demanda para que se eleven los salarios mínimos. Recordemos que el territorio español está sumido en una crisis financiera y laboral que parece no encontrar solución. Además, los españoles marchantes solicitan mejores servicios de salud, educación y una solución total al alto precio de las viviendas en un país extremadamente costoso para vivir. Básicamente derechos comunes que el gobierno español, con rey incluido, debería garantizar a sus ciudadanos.
En Francia, los grupos de protesta salieron a las calles para impedir que Macron elevara los precios de los combustibles. El movimiento fue tan grande y popular que en sus siguientes manifestaciones se aliaron con los jóvenes estudiantes y los trabajadores de clase media. Juntos, exigieron a Macron mejores servicios de salud, un alto a las reformas educativas que complican el costo del aprendizaje en Francia y ahora mismo se encuentran exigiendo la dimisión del presidente francés. Esto es básicamente una revolución francesa sin antorchas ni guillotinas.
¿Porqué usar un chaleco amarillo?
Los franceses de la clase obrera han salido a manifestarse usando sus uniformes. Son chalecos refractarios que se usan en la construcción y en las carreteras para hacerse más visibles ante las luces de los vehículos. Este uniforme de la clase trabajadora media y baja ha servido como elemento icónico para hacer notar a un sector enorme de la población que ha quedado excluido de las reformas neoliberales del gobierno francés. Macron ha prometido una Francia más competitiva y moderna, a base de ignorar las demandas de la clase trabajadora.
El gran problema para Emmanuel Macron es que los chalecos amarillos tienen el apoyo del 70% de la sociedad francesa, incluídos empresarios y políticos de oposición. Es decir, se está creando un frente masivo en contra del presidente francés que ha echado para atrás su alza al precio de las gasolinas. El temor de Macron se eleva cuando los chalecos amarillos repiten consignas de tiempos de la revolución y cuando se les unen estudiantes inconformes. Sacando su lado más represor, la policía de Macron acumula miles de detenidos.