Pemex ya militariza a sus empleados para defenderse de los huachicoleros
El robo a combustibles ha generado una nueva mafia en México que resultó igual de dañina y violenta que los distintos cárteles del narcotráfico. Los famosos huachicoleros se han apoderado de comunidades enteras, siempre ubicadas en zonas estratégicas por donde pasan los ductos subterráneos de la gran petrolera mexicana. Pemex ahora tiene que modificar sus políticas históricas para enfrentar estos saqueos y la acción bélica se hace presente.
Con capacitación constante para evitar hurtos que dañen las ganancias de la empresa mexicana, Pemex está entrenando a sus empleados de seguridad privada para aprender a disparar armas de fuego, entre otras cosas. Después de décadas de laborar solamente con su equipo rutinario de trabajo, ahora algunos empleados que se encargan de la transportación del combustible tendrán un arma para defender su carga y su vida por los constantes robos. Además están siendo entrenados para usar la fuerza física en caso de un ataque directo, esto en conjunto con los elementos de seguridad que los acompañan.
Esto es una respuesta inmediata a la organización que han diseñado los huachicoleros para cazar a los empleados de Pemex y sus pipas llenas de gasolina. Incluso se sabe de secuestros y extorsiones de estos criminales a los empleados de la petrolera para obligarlos a dar información sobre la localización exacta de los ductos subterráneos, en donde se alistan las ordeñas de gasolina. Para entender el avance del huachicoleo en zonas claves del país, debemos entender que existen también gracias a la colaboración de empleados de Pemex que los han adiestrado.
El huachicoleo y el robo a trenes de carga son básicamente los dos nuevos grandes delitos en el país. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se recrudecieron estas actividades, al punto de lograr una estabilidad incluso de seguridad, gracias a la alianza de grupos huachicoleros con políticos locales. Incluso se sabe de grupos de empleados de Pemex que trabajan dos turnos, primero con la petrolera nacional y luego con los hombres que saquean los ductos.
Puebla es hasta el momento el estado rey en materia de huachicoleo, con 1,318 tomas ilegales localizadas. Después, Hidalgo y Guanajuato reportan el mayor número de tomas clandestinas, con 1,055 y 1,016 ductos saqueados, respectivamente. A pesar de los enormes decomisos que ha logrado la policía federal, el sistema de robo de combustibles es tan exitoso que se han generado rutas de pipas que a diario succionan la gasolina mexicana para después venderla a precios mucho más baratos en el mercado negro. Muchos de los tanques llenos en vehículos poblanos, por ejemplo, son resultado de la compra de gasolina robada.
Dentro del blindaje que está promoviendo la petrolera mexicana se encuentra una capacitación especial a los cuerpos de seguridad dedicados a la protección del combustible. En Pemex, junto a los empleados, también están presentes elementos dedicados solamente a la seguridad de las gasolinas. La batalla por capacitar elementos para lograr mayor protección y seguridad ante posibles robos ha llegado hasta el ejército mexicano y a policía federal. Ellos son los encargados de enfrentar directamente, con armas largas, a los huachicoleros de más jerarquía. Estos últimos están fuertemente armados, en ocasiones con armas que superan la letalidad de la policía federal.
Por motivos de seguridad, Pemex no ha revelado el nombre de los empleados de seguridad que contrata para proteger sus productos. Lo cierto es que ha anunciado que habrá rotación permanente de estos elementos para evitar sobornos o corrupción interna. Sus elementos están armados, gracias a licencias emitidas ante la Sedena y el tipo de arsenal que usan es totalmente privado. Todo esto para detener a las mafias huachicoleras que cada día se especializan más en los saqueos. Un gran ejemplo es el robo marítimo a las plataformas de Pemex.