La Guardia Nacional va a Michoacán, donde arrancó la guerra contra el narco
Han pasado más de doce años desde que un michoacano eligiera su propio estado para iniciar una guerra inédita en México. Felipe Calderón decidió que la acción más grande de su gobierno sería desmantelar los grandes cárteles de la droga y en el proceso han muerto más de 250,000 personas y al menos 40,000 mexicanos se encuentran desaparecidos.
Los cárteles siguen ahí y ahora la guardia nacional del obradorismo intenta llega a poner paz.
La acción que detona esta movilización armada de nueva cuenta en Michoacán es la violencia con la que un grupo de pobladores con machetes secuestraron a un puñado de militares mexicanos. Los uniformados fueron retenidos hasta que entregaran a los civiles armados un fusil antiblindaje que tenían en su poder: al final los militares cedieron y cumplieron la orden de los pobladores.
Ahora se sabe que los guardias nacionales están por entrar al estado donde estalló la guerra nacional antidrogas.
Un territorio árido y difícil
El gobierno asegura que son al menos 4,050 guardias los enviados a una zona tradicionalmente conflictiva en el sur de Michoacán. En esta ocasión, la fuerza armada llega con otra misión: pacificar el territorio, conocido por tener presencia de narcotraficantes, mafias de civiles armados y algunas policías comunitarias en constante vigilancia.
El objetivo inicial es evitar que suceda nuevamente un secuestro de militares.
Pero entrar a Michoacán no es sencillo. Desde el arranque de la guerra de Felipe Calderón se notó que los grupos armados superaron en número y capacidad armamentista a las fuerzas armadas en 2006.
La nueva guardia nacional se enfrentará exactamente con el mismo panorama: un territorio árido y complejo que resguarda en sus montañas y poblados a varios grupos criminales fuertemente armados. Es por eso que se solicitó apoyo a las policías locales, históricamente compradas por el narcotráfico.
La llegada de la guardia nacional a este territorio podría marcar una nueva ruta para tratar de pacificar al país. Calderón intentó vencer a los criminales en su estado y falló, desatando una guerra nacional que sirvió de poco para evitar la creación, transportación y venta de drogas en el país (y hacia el extranjero).
La fuerza armada del gobierno de López Obrador ya está activa y tendrá en Michoacán una labor compleja, con un pasado poco afortunado.