La relación entre el feminicidio y el huachicoleo
Un nuevo tipo de homicidio ha empezado a aparecer en las áreas donde predomina el huachicoleo, el denominado «feminicidio por pertenencia al enemigo». Estos asesinatos se dan como una especie de venganza, es decir, sus muertes están directamente relacionadas con la actividad de sus parejas sentimentales.
Feminicidio por pertenencia al enemigo.
El pasado 5 de febrero, madre e hija fueron asesinadas en el municipio de Irapuato, Guanajuato. Fue a las 8 de la noche cuando un comando armado se emparejó con su auto y Soledad Rea de 45 y Perla Ariana de 19 fueron ejecutadas a tiros en la comunidad de Carrizal el Grande. Cerca de dónde fueron asesinadas, un ducto de petróleo mexicano transporta combustible desde la refinería de Salamanca.
Minutos después de las primeras dos ejecuciones, otro comando armado irrumpió en una vivienda, también en Carrizal el Grande. Los balazos resonaron por la comunidad. Dentro de la casa tirados en el suelo, tres cadáveres: un hombre de unos 40 años, y dos mujeres menores de edad de 16 y 14 años respectivamente, hijas del primer fallecido.
Sin embargo, existe una diferencia particular con estos feminicidios y los que ocurren por razones de género. Aquí los cadáveres no están violados, desnudos, mutilados ni violentados sexualmente. A diferencia de otros casos, presentan una seña en particular, usualmente están tendidos en el suelo con el tiro de gracia. Las mujeres son asesinadas por «pertenencia».
La mujer no juega un rol directo en el robo de combustible, sino uno directo, en la mayoría de los casos. La rivalidad entre cárteles en el estado de Guanajuato, dónde el robo de combustible se ha convertido en la actividad ilícita de mayor crecimiento. Esto ha convertido a las mujeres en un tercero afectado por el robo de combustible y los delitos que de él derivan, en especial los homicidios.
La geofísica y activista contra las desapariciones, María Salguero, fue entrevistada por el HuffPost México sobre los hallazgos de su investigación. Su labor investigativa cruzó los datos de los feminicidios con la geografía del robo de combustible y las comunidades aledañas. Los hallazgos confirmaron una correlación. Las mujeres están siendo asesinadas en mayor proporción cerca de los ductos que en cualquier otro lugar.
El fin de las viejas costumbres.
Salguero explica al periódico que las mujeres son asesinadas casi al mismo tiempo que sus parejas y muy cerca de sus domicilios. A veces forman parte de una masacre dónde toda la familia fallece. Las mujeres son asesinadas de cualquier forma gráficamente posible y muy probablemente en venganza por la rivalidad entre cárteles. Hay mayores posibilidades de ser asesinada como mujer cerca de los ductos de Pemex.
Como se mencionó en párrafos anteriores, en este caso los asesinos no necesariamente forman parte del círculo cercano del victimario. Sin embargo, sí son cercanas a los rivales de los perpetradores, es lo que Salguero describe como «un sentido de pertenencia con un hombre». Esto puede ser: una hermana, una hija, su esposa, su madre o incluso, las amigas. Esto no suele darse cuando se trata de un hombre, menciona.
«Es una modalidad que también significa que los viejos pactos de no agresión a mujeres, niños y familias se rompieron».
María pone como ejemplo que el pasado mes de diciembre, un comando armado ejecutó a toda una familia. Dice que a pesar de ser una noticia impactante, los medios la tomaron como cualquier otro homicidio, uno más de los más de 30 mil que se registraron en 2018.
La investigadora si bien en un principio atribuye la violencia contra las mujeres con el robo de combustible, dónde la mayoría de los feminicidios se concentran en Guanajuato, el Triángulo Rojo de Puebla e Hidalgo, también lo relaciona con otro tipo de actividades. Menciona que, es una actividad que se ha esparcido por todo el crimen organizado en general. Pasa en Guerrero, menciona, cuando ejecutan a parejas de personas relacionadas con el comercio o al cobro de piso. En Tijuana también se da, dice, por el narcomenudeo.
Los narcotraficantes menciona Salguero, no distinguen edad, no distinguen condición. Da lo mismo ejecutar a alguien con 80 años o la hija de alguien con apenas un año de edad. Es una cuestión de género, no de edad, asevera.
Dice que la única medida para acabar con los efectos colaterales del robo de combustible en las familias es simplemente no consumiendo combustible robado. Es decir, si desaparece la base social del delito, los cárteles dedicados a esta actividad quedan inoperantes. Es la única forma, menciona, de proteger a las niñas y mujeres vulnerables, no haciendo ricos a quienes las asesinan.