260 mil jóvenes tienen una carrera pero no encuentran trabajo en México
La realidad le pega de lleno a los universitarios justo después de las fiestas y eventos de graduación. Cuando llega la titulación y empiezan los planes para ingresar al mundo laboral, la gran mayoría de egresados descubre que México es un país plagado de empleos abusivos, malos salarios y vacantes que exigen demasiado para una persona que recientemente concluyó sus estudios. Mientras la sociedad se ríe de los “ninis”, la realidad deja ver un panorama laboran desalentador incluso para las personas que estudian.
Profesionalizar sus estudios ya no les basta a los jóvenes. De las personas que no estudian ni trabajan hay al menos 1.7 millones que terminaron la secundaria (el requerimiento mínimo de estudios en el país). Además, 1.1 millones de personas han realizado estudios de preparatoria y aún así no mejora su condición laboral y de vida. Parece ser que la tendencia no es quién se prepare mejor profesionalmente, sino quién habrá de aceptar los salarios más bajos e injustos.
La crisis laboral en México no es nueva, pero sí se ha intensificado después de décadas. Estamos en un país en donde 4 mil personas con maestría concluida no pueden acceder a un puesto de trabajo ligado a sus estudios. Otro dato resalta, de los 3.8 millones de mexicanos jóvenes que no estudian ni trabajan, las mujeres suman 3 millones de casos. Esto deja en claro no solamente la crisis laboral, también la injusticia dentro de los puestos de trabajo. Solamente 800 mil hombres no tienen empleo ni están estudiando.
Mientras el salario mínimo apenas roza los 90 pesos, hay jóvenes que batallan para encontrar un empleo que brinde estos pagos. La realidad es que si se llega a acceder a uno de estos empleos mal pagados resulta que son jornadas completas, incluso más horas, sin prestaciones de ley y en donde no se firman contratos. Millones de personas van a diario a sus empleos sin estar seguros si habrán de permanecer ahí durante los próximos meses. Y esto para los que han encontrado, el resto tiene que seguir buscando.
La crisis de desempleo ha sido un foco central en los discursos de candidatos presidenciales. Una de las promesas que más se aplaudió con López Obrador fue precisamente sobre este tema. El tabasqueño que gobernará México en unos días promete dar becas y capacitación laboral a los jóvenes mexicanos sin empleo, además de asegurarles un puesto en alguna empresa mexicana si es que demuestran haber aprendido bien algunos oficios o ciertas labores. Este tipo de apoyos beneficiaría directamente a los 3.8 millones de jóvenes sin empleo en el país.
El desempleo le ha pegado más directamente a las jóvenes mexicanas. En un país en donde no se paga igual por el mismo puesto, las mexicanas han tenido que encontrar formas alternas de generar ganancias. En 2017, 1.9 millones de mujeres en el país no podían encontrar trabajo. Después de que el gobierno mexicano destinara poco más de 35 millones de pesos para programas laborales en 2018, la cifra apenas bajó a 1.8 millones de mujeres jóvenes sin empleo.
Además, esta problemática para encontrar trabajo siendo joven se agudiza en ciertos estados del país. Se trata generalmente de los territorios con mayor desigualdad y que reportan altas cifras de pobreza. Estados como Michoacán, Tabasco, Chiapas, Veracruz, Hidalgo y San Luis Potosí encabezan la lista. Por lo tanto, ser “nini” en en este país no es solamente una decisión de personas que rechazan encontrar un empleo, es también una realidad nacional que va ligada a problemas como la corrupción, el desvío de recursos y la falta de capacidad del gobierno y el sector empresarial para garantizar empleos dignos.