Dormir en hamaca y comer en fondas: las muestras de austeridad de AMLO | BREAKING

Dormir en hamaca y comer en fondas: las muestras de austeridad de AMLO

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Ningún político mexicano actual había tenido la simple y contundente idea de compartir los gustos de los mexicanos más pobres. Durante las campañas políticas siempre han salido los candidatos que bailan música popular, abrazan indígenas o visitan mercados populares, pero la imagen de López Obrador siempre ha marcado el ritmo de austeridad aún cuando no se vivan tiempos electorales. 

Al político tabasqueño le fascinan las frases de pueblo y la comida de locales a la orilla de la carretera, asegura que su Jetta 2013 es suficiente y que con una hamaca y un catre se sentirá cómodo viviendo en Palacio Nacional. El hombre que gobernará México durante los próximos seis años destacó en las campañas presidenciales en donde el común de los otros candidatos eran los guardaespaldas, los trajes caros, los viajes en avión privado, entre otros lujos.

Desde que se lanzó por primera vez a la presidencia, López Obrador procuró una imagen política alejada de toda esa majestuosidad que el resto de los políticos presumían. Ahora, quiere ser identificado como el político mexicano más austero de la era moderna. Ya dio la orden de reducir su salario a la mitad, también ha prometido no vivir en la residencia de Los Pinos, no quiere saber nada del avión presidencial y le fascina comer tortillas hechas a mano en varias fondas del país.

Esta imagen de austeridad parece emular la de otros políticos de izquierda como el uruguayo José Mujica o Lula da Silva. Aunque muchos izquierdistas de Latinoamérica han sido sorprendidos con departamentos de lujo o contratos a empresas que luego los beneficiaron, Obrador continúa invitando a sus detractores a que lo investiguen, prometiendo no tener un pasado corrupto ni un estilo de vida basado en el interés económico.

Para muchos personajes de la oposición, la imagen de austeridad del tabasqueño y su partido, Morena, no es otra cosa más que una estrategia de marketing político para captar el voto de los mexicanos más pobres. En las elecciones de julio pasado, el partido guinda arrasó en popularidad y pasó de ser una fuerza pequeña a ser el partido con más poder durante los próximos años. Mucho del éxito en las urnas se debió a la imagen de austeridad del tabasqueño y su partido.

Ahora que han llegado al poder, en Morena se han movilizado para impregnar el plan de austeridad de Obrador en la mayor cantidad de cargos públicos. Los diputados y senadores también ganarán la mitad de salario y evitarán excesos como autos blindados, seguridad privada, seguro médico de lujo, bonos millonarios, entre otros. Incluso algunos morenistas siguen el ejemplo de Obrador y llegan al trabajo legislativo en Metro o bicicleta.

Se niegue o no la veracidad de la austeridad que pregona López Obrador, lo cierto es que pocos políticos han optado por acercarse a sus votantes de esta manera. Para millones de mexicanos, obtener un cargo políticos es sinónimo inmediato de riqueza. Los partidos políticos tradicionales ayudaron a impulsar esa imagen de privilegios, derroches, autos de lujo y viajes caros alrededor del mundo. La intención de Morena es desterrar esta forma de percibir a un político mexicano.

En la primera reunión oficial entre Enrique Peña Nieto y López Obrador se alcanzó a ver el modo de vida de ambos. Mientras el presidente llegó en una camioneta de lujo blindada y acompañado por una decena de elementos de seguridad, el tabasqueño se presentó en Palacio Nacional en su jetta, acompañado por su amigo Alfonso Romo y sin un solo elemento de seguridad que le abriera la puerta.

Esta es precisamente la imagen que Obrador quiere imponer durante su gobierno; algo que incomoda bastante y genera críticas inmediatas. Para muchas personas, es imposible que un hombre que buscó tres veces la presidencia pudiera subsistir con el salario de líder nacional de un partido político. Obrador asegura que podrá vivir con un sueldo de 108 mil pesos mensuales, una cifra que parece alta para las clases trabajadoras mexicanas pero que enfurece a la élite política, quienes se preguntan cómo es posible vivir con tan poco dinero.