Un burro patea en la cara a Donald Trump
Los demócratas lo lograron. La presidencia más polémica en Estados Unidos desde los escándalos sexuales de Bill Clinton ha sido enviada a un juicio político que enciende la llama en un país que se aproxima a elecciones. Donald Trump ha enfurecido, después de que sus opositores en la cámara de representantes votaran en mayoría para buscar su destitución. El burro demócrata le pega directo en la cara al magnate neoyorquino.
La gran maestra detrás de este impeachment es Nancy Pelosi. La demócrata se ha lanzado contra el presidente, asegurando que su primer periodo ha estado cargado de abusos, ataques, calumnia y agresiones. Y es que el sector más liberal de Estados Unidos todavía se rasca la cabeza preguntando cómo es que un empresario misógino y aporofóbico pudo reunir 62.9 millones de votos y asegurarse 304 distritos electorales.
La américa profunda, esa que nadie escucha a menos que se acerquen las urnas, le dijo que sí a un hombre cargado de egolatría y gusto por la polémica. Estas acciones que lo hicieron famoso también las ha aplicado en su gobierno: guerra comercial con China por meros caprichos nacionalistas y acusaciones duras por abuso de poder y obstrucción. Estados Unidos se maneja como una empresa, es cierto, pero se evalúa de distinta forma.
Ganar puede asegurarle el siguiente mandato
El gran problema es que este juicio político solamente tiene dos resultados posibles: o pierde y se convierte en el primer presidente estadounidense en ser despedido, o gana el juicio y su popularidad crece al punto que mantiene la presidencial en noviembre del 2020. Los juegos sucios del tablero político de Estados Unidos son tan sorprendentes que este juicio está más cerca de beneficiar a Trump que de perjudicarlo.
Recordemos que la última decisión la tendrá el la cámara de senadores de Estados Unidos. Los altos mandos del legislativo son republicanos en su mayoría. Si bien algunos elefantes rojos no están de acuerdo con la administración Trump, su partido no va a votar históricamente para perjudicarse a sí mismo. Es ahí en donde surge la duda conservadora, ¿Trump es tan mal gobernante como para que su propio partido lo traicione? La respuesta clara es que no, no lo harán.
