Así es como el PRI fracturó a la televisión pública en México
Apenas se muestra el primer análisis de cómo se trató a los medios públicos en el sexenio de Enrique Peña Nieto y todo arranca con problemas. Se trata de una mirada profunda que los titulares de la comunicación pública en el país han realizado a la actuación del gobierno de Peña Nieto con canal como Canal Once, Canal 22, Notimex, entre otros.
A cargo de Jenaro Villamil, este estudio asegura que se destinó más dinero a la compra de producciones extranjeras que a la restauración y el fomento a las producciones originales. Se habla ya de un “saqueo” por parte de los encargados en la era Peña Nieto. Todo esto como un dato más de los abusos de poder y saqueos que se realizaron durante la administración del priista.
Los datos son similares a lo encontrado en otros entes del gobierno mexicano. No hay mucha claridad en los contratos celebrados, hay inyección de recursos a áreas que no eran indispensables y permea una capa de opacidad durante todos los acuerdos económicos celebrados. Los canales públicos de televisión, los medios escritos y la radio financiada totalmente por el gobierno han tenido una caída general de audiencia y contenidos.
Villamil asegura que se privilegió la compra de contenidos a ciertas empresas favoritas del gobierno de Peña Nieto. Lejos de esos, se disminuyó la creación de contenidos propios (una de las tareas principales de los canales de televisión como el Once o el 22). La mayoría de contratos, aseguró el líder de la comunicación pública en el país, están plagados de tradición priista, es decir, se hicieron por adjudicación directa.
Millones a pocas empresas
Con 158 contratos entregados directamente a ciertas empresas favorecidas. Los montos rebasan los 412 millones de pesos y entre los grandes beneficiados se encuentran el empresario y productor Jorge Carrasco, la empresa Fluxus, la compañía Bosat y 98 personas morales más de las que se sabe muy poco. La mayoría de estos acuerdos con opacos y no contienen la información completa.
El estudio también informa que prácticamente nada de los recursos entregados a comunicación pública fue usado para mejorar los edificios, el equipo o los sets de filmación de algunos canales públicos. Todo esto afectó, asegura Villamil, la calidad de los canales y pudo haber servido para elevar la cobertura nacional de los canales públicos mexicanos. Recordemos que el Canal Once y Canal 22 deben verse de forma gratuita en todas las televisiones mexicanas.
La tarea ahora es crear contenido original, elevar nuevas propuestas y acercar la comunicación pública a más mexicanos con mucho menor presupuesto. Será complejo y tardado, aseguran, pero confían en que los temas educativos, didácticos y un programa para transmitir cine mexicano en masa serán posibles a pesar del plan de austeridad implementado por López Obrador.