Más renuncias masivas anuncian la desaparición del PRD
El partido amarillo vive una crisis colosal después del primero de julio de 2018. Nadie en el PRD esperaba que la derrota electoral fuera tan grande, pero realmente hay un aire de descomposición interna que no se puede seguir tapando. El día de hoy, al menos siete diputados renunciaron en masa al sol azteca, lo que les deja una representación diminuta en la cámara de diputados. En la de senadores, las cosas van peor al tener apenas cinco representantes.
Estas fugas son solamente las últimas acciones de perredistas que estaban desesperados por huir de un partido totalmente fracturado. Recordemos que de momento el perredismo nacional no tiene un líder que intente salvar el barco; tampoco hay una estrategia para renovarse como partido más que ofertar una izquierda en la que pocos confían después del contundente triunfo de Morena. El coordinador del PRD en la cámara de diputados también huyó de un día para otro. Se trata de Ricardo Gallardo, un hombre que por el momento ya funge como independiente.
Además, a Gallardo se le han unido otros amarillos como Carlos Torres Piña (uno de los miembros más beneficiados del partido en Michoacán), Mauricio Toledo (acusado de cobrar cuotas y próximo a ser expulsado), Javier Salinas, Héctor Serrano (quien ya había prometido su renuncia), Lilia Fuerte, Luz Estefanía y el guerrerense Raymundo García. Todos ellos con la intención de abandonar a un partido destrozado por los conflictos internos y las acusaciones de corrupción y opacidad.
Recordemos que en las pasadas elecciones el PRD perdió absolutamente todo cargo importante. No lograron hacerse con la presidencial, tampoco lograron ni una sola gubernatura y perdieron su gran bastión nacional: la Ciudad de México. Con estos resultados, el partido incluso estuvo cerca de rozar menos del 3% de los votos que exige el INE para permanecer como fuerza política. Con este escenario, parece imposible levantarse.
El otro gran problema es que en el senado mexicano también ya se planean renuncias letales para el partido amarillo. Uno de los que más está alistando su salida es Juan Zepeda, el hombre que compitiera por el gobierno del Estado de México y que logró amarrar una senaduría plurinominal. Este sería un duro golpe al perredismo, después de que Zepeda fuera considerado incluso candidato fuerte para levantar al partido después de la derrota electoral. Pero realmente nadie quiere hacerse cargo de los restos perredistas.
También en el senado pueden irse Julio César Morena y el oaxaqueño Juan Hugo de la Rosa. Este sería el descalabro final para el PRD en la cámara alta, ya que renuncias previas dejaron al partido con apenas representantes amarillos comandados por el polémico y disminuido Miguel Mancera. Hace unos días el perredismo nacional prometió aniquilar las tribus internas y amarrarse a su logo, sus colores y prácticamente su agenda tambaleante que no logró seducir en absoluto a los votantes mexicanos.
Pero los grupos que aún existen en el PRD están metiendo el pie entre ellos. Si bien están conscientes de que el partido está prácticamente aniquilado, sí esperan lograr acomodarse en la cúpula amarilla para quedarse con el presupuesto que reciben como partido aún vigente. Además, en caso de desaparecer, el órgano electoral mexicano les tiene lista una muy buena compensación económica como despedida. Es ahí en donde aún muchos quieren aguantar en el partido.