Una mujer de 63 años quiere terminar con el crimen y el hambre en Acapulco
Todos le advirtieron sobre lo peligroso de postularse para ser la primer alcaldesa de Acapulco, la playa más famosa de México. Algunos le comunicaron sobre la responsabilidad de intentarlo y otros más buscaron convencerla para que retirara su candidatura. Pero a pesar de las alertas, Adela Román, una magistrada con más de seis décadas, salió victoriosa y habrá de gobernar Acapulco con el sello de Morena, el nuevo partido de izquierda.
Para Román, lo que se vive en Acapulco es una total sumisión de las fuerzas policiacas y la sociedad ante el crimen organizado. La guerra contra el narcotráfico ha generado una avanzada de grupos criminales que se han adueñado de las principales zonas turísticas del país. Si hay turismo, hay necesidad de droga, es la constante. Por eso ya es normal informar sobre balaceras, asesinatos, secuestros, ataques entre grupos armados y extorsión en playas como Acapulco o Cancún. La morenista pretende implementar una estrategia de seguridad radical para lograr la paz en Acapulco.
De ser el gran destinado internacional durante el siglo pasado, la playa de Acapulco se ha convertido en la principal testigo del azote criminal. Poco queda del glamour que convocaba a estrellas de cine yanqui, cantantes mexicanos y las familias del país a sus costas. El puerto de Acapulco es ahora un territorio en donde la extorsión a comerciantes ha hecho imposible generar condiciones de paz para las familias de la zona. “La gente se está muriendo de hambre”, comenta Adela, que ya ha sido amenazada por grupos criminales en su intento por mejorar la seguridad en el municipio guerrerense.
El primer paso de la magistrada para poner orden en Acapulco es reestructurar a la policía. Hace unos días el ejército entró de lleno para tomar el control de la seguridad del municipio, después de que más de la mitad de los policías evaluados no pasaron las pruebas de confianza. Se supo que el narcotráfico infiltró decenas de elementos suyos a la policía acapulqueña y este es el primer avance para lograr un orden, comenta la morenista.
Discurso de @adela_roman en la entrega de recepción del Ayuntamiento del Gobierno Municipal de #Acapulco. pic.twitter.com/dLupAarPW7
— Enfoque Informativo (@enfoqueinforma) September 10, 2018
En Acapulco es común ver a policías extorsionando a turistas, además de que están obesos, no tienen capacitación, perciben sueldos miserables y tienen la orden de llevarle cuotas a los jefes policiacos. Para Román, esta es la principal prueba de cómo es que el crimen controló a la policía. Ha ofrecido más capacitación, mejores sueldos y un fuerte control para asegurar la confianza de las personas contratadas. La misión es no contratar a cualquier persona para formar parte de la policía de Acapulco. Los criterios serán más tajantes.
Cifras del 2017 alertaron sobre la pobreza que se vive en Acapulco. A pesar de ser un punto turístico nacional, las familias nativas del municipio representan al pueblo más golpeado por la pobreza extrema en todo el país: son más de 93 mil personas que apenas logran sobrevivir. Guerrero, en general, ha sufrido con el dominio de grupos criminales. Ahí ocurrieron las matanzas de Iguala, los secuestros de Ayotzinapa y las constantes ejecuciones en Acapulco. Todo esto sucedió durante la administración peñista y los gobiernos estatales del PRD y el PRI. Para quien pregunta, Guerrero se ha convertido en el gran productor de amapola a nivel continental.
Román asegura que el gobierno federal de López Obrador se ha comprometido a ayudarla. La primer gran ayuda que esperan es la condonación de adeudos en electricidad, en donde el monto rebasa los 500 millones de pesos. Para Acapulco se espera también que la propuesta de legalización de la marihuana y la amapola funcione. Gran parte del terror en el puerto se genera gracias a la venta y el consumo de drogas. La tarea es compleja, comenta Román, pero con el apoyo del gobierno estatal y federal, Acapulco podría ser de nuevo la gran playa mexicana.
Con información de El Universal.