Para que el nuevo aeropuerto funcione tendrían que morir miles de aves migratorias
Después de todas las acusaciones en contra del proyecto más ambicioso en el México moderno, los defensores del nuevo aeropuerto capitalino no han sabido justificar el terrible daño ambiental que están ocasionando en Texcoco. Un capricho llevó a las autoridades del gobierno de Enrique Peña Nieto a construir uno de los aeropuertos más grandes en latinoamérica encima de un lago.
Detrás del proyecto ya se han encontrado contratos que favorecen a empresarios cercanos al gobierno priista. También hemos reportado los millones de pesos que han desaparecido en la asignación de obra para levantar un proyecto complejo y lleno de irregularidades que pretende ser un triunfo de la arquitectura moderna. Ahora, científicos y ambientalistas alertan sobre la posible destrucción de vida animal en caso de realizar este nuevo aeropuerto. Y es que se ha hablado poco de ese tema.
El principal peligro es que para una correcta construcción del aeropuerto será necesario secar el famoso lago Nabor Carrillo. Desconocido para millones de mexicanos, pero bastante popular para los habitantes cercanos a Texcoco, este lago ha sido una muestra sumamente importante para darle vida al antiguo territorio. Su existencia es vital, ya que ahí habitan miles de aves migratorias al año y se pretende destruir todo esto para que los futuros aviones no colisionen con los animales cercanos.
A costa de miles de aves muertas, los diseñadores del proyecto aeroportuario pretenden así evitar accidentes en un posible futuro lleno de aviones y turistas en Texcoco. La misión de eliminar, que ya se está llevando a cabo, no es solamente una decisión difícil. Se trata de un ecocidio para la flora y fauna local, por lo que ya hay movimientos para defender la importancia histórica del lago Nabor Carrillo y las voces de los habitantes de la zona exigen se detenga esta masacre ambiental.
Lo están transformando “de un lago permanente que siempre tenía agua a una laguna o un vaso de regulación”, comenta el doctor en ecología, Fernando Córdova. La intención de los empresarios involucrados en el nuevo aeropuerto capitalino es la de reducir al mínimo este lago para así destruir la vida de las aves del lugar y así evitar choques entre estas y los aviones que a diario están sobrevolando el lago de Texcoco. No hay ni una mínima justificación para el desastre ambiental que pretenden.
Y es que la Ciudad de México sí necesita un nuevo aeropuerto, eso queda claro. Pero la solución, aseguran los defensores del lago de Texcoco y el lago Nabor Carrillo, es que no hay justificación para crear un proyecto tan ambicioso en una zona natural como esta. Para Córdova, los problemas de la capital como la escasez de agua potable, la contaminación y las altas temperaturas no pueden ser un pretexto para atraer a un aeropuerto multimillonario a un ecosistema que tendrá que ser aniquilado para que las aeronaves despeguen.
Dentro de los documentos que dieron vida al nuevo aeropuerto capitalino el tema más descuidado en el del impacto ambiental. Prácticamente el proyecto se vendió y es presumido como una puerta de apertura que unirá a México con la más alta tecnología. Entre derroches millonarios para hacer uno de los aeropuertos más ambiciosos del continente, no hay preocupación alguna por resarcir el daño ecológico que se está realizando.