Solamente quedan 400 lobos grises mexicanos, ¿quién los protege?
Fue uno de los animales ícono del norte mexicano y sur de Estados Unidos. Mucho antes de que las fronteras separaran a estas dos naciones, el lobo gris mexicano reinaba en zonas áridas del país hasta que llegó la industrialización y los ganaderos mexicanos empezaron a matarlos para evitar que se comieran a sus animales.
Las matanzas constantes del lobo gris, además de la cacería, han hecho que está especie emblema del norte árido de México se reduzca hasta unos 400 ejemplares. La mayoría de los lobos nacionales se encuentran en cautiverio y permanecen con vida gracias a ciertas organizaciones que los resguardan en parques y zoológicos. Por el momento, es imposible que el lobo gris mexicano pueda volver a su hábitat nacional y ya hay un esfuerzos en conjunto para cuidar a este animal.
Al borde de la extinción, los pocos lobos grises han sido bien ubicados para evitar más cacería ilegal de una especie que desde los setentas ya no habita en su hábitat natural. Famosos por su pelaje gris-blanco, sus orejas redondas y su hocico largo, las manadas de lobos grises han ido a la baja desde hace décadas, por lo que zoológicos nacionales, organizaciones provida silvestre, particulares como el Africam Safari, entre otros están destinando recursos para su conservación.
Las amenazas a especies mexicanas no son nuevas. Recordemos que ya hay esfuerzos internacionales para proteger a las pocas vaquitas marinas que quedan al norte de las aguas mexicanas. Estos programas de resguardo y conservación no siempre son impulsados por el gobierno mexicano, por lo que ha sido necesarias las llamadas de auxilio de organizaciones internacionales para voltear a ver la crisis animal en un país más preocupado por la gasolina y la guerra en contra de grupos criminales.
Una gran noticia es el hallazgo de treinta lobos grises mexicanos avistados en los desiertos de Chihuahua. Este dato provoca emoción en todos los colectivos que durante años han trabajado para tratar de garantizar el regreso de estos lobos nacionales a sus hábitat naturales. Para sumar buenas noticias, también se sabe de nacimientos de pequeños lobos en estas zonas libres del suelo mexicano, lo que solamente invita a inyectar más presión para lograr la vida de esta especie mexicana.
A diferencia de los lobos que habitan en Estados Unidos, el lobo gris mexicano es más corto y menos alto. Gracias a esto, la especie ha generado grandes niveles de jerarquización y comunicación dentro de sus manadas. El gran problema que enfrentan el día de hoy es que los ganaderos y comuneros continúan matándolos para evitar que dañen a su ganado o se metan a sus casas. Los esfuerzos de las organizaciones se ubican precisamente en alertar el daño a la especie que se sigue generando por un miedo antiguo.
Ya están localizadas dos zonas del norte mexicano en donde se ha intentado dejar en libertad a estos lobos. La primera es al norte de Chihuahua, en donde están las mejores condiciones de suelo para reintegrarlos a su entorno natural durante siglos; la otra zona es más pequeña pero está mucho más informada sobre los peligros de extinción de esta especie. Se trata del sur de Nuevo León, en donde se mantienen más avances.
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