Funcionarios de Trump tuvieron conversaciones con militares rebeldes venezolanos
Según funcionarios estadounidenses y un excomandante militar venezolano, personal de Donald Trump mantuvo conversaciones secretas con militares venezolanos para derrocar al presidente Nicolás Maduro. Estados Unidos tiene una larga historia de intervención respaldando rebeliones y golpes de estado en América Latina. Por ejemplo los casos de Cuba, Nicaragua, Brasil y Chile, informó The New York Times.
Líderes latinoamericanos están de acuerdo en que Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, es un gobernante autoritario que arruinó la economía de todo el país. Venezuela ha reportado escasez de medicinas, alimentos y artículos básicos. Este colapso económico ha propiciado un éxodo de venezolanos escapan a países cercanos como Colombia, Argentina, Brasil o Ecuador.
Los funcionarios de Estados Unidos decidieron que no ayudarían al golpe de estado, sin embargo sí hubo disposición de parte del gobierno de Trump de reunirse con oficiales rebeldes que planeaban derrocar a Maduro. Este complot golpista es solo uno de los diversos ataques que Maduro ha eludido. El año pasado hubo una descarga de artillería desde un helicóptero, mientras que el mes pasado un dron explotó mientras daba un discurso.
Los militares venezolanos buscaron acceso al gobierno estadounidense desde la presidencia de Obama, pero fueron rechazados. El excomandante de Venezuela mantiene su anonimato por temor a represalias, pero aseguró que mantuvieron varias reuniones secretas con el gobierno de Estados Unidos. Estos militares representaban a cientos de miembros de las fuerzas armadas que no están de acuerdo con el autoritarismo del Presidente.
Los militares buscaban que Estados Unidos les diera radios cifrados mientras desarrollaban un plan para establecer un gobierno de transición, pero los funcionarios se negaron. Los planes terminaron cuando en un operativo se detuvo a los conspiradores. El excomandante aseguró que al menos tres grupos distintos de fuerzas armadas participaron en el complot.
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El excomandante también dijo que había un plan para derrocar al gobierno el verano pasado, cuando el gobierno suspendió a la Asamblea Nacional e instauró la Asamblea Constituyente, leal a Maduro. Sin embargo, dijeron que abortaron el plan por miedo a que sucediera una masacre. Hubo otros dos intentos, pero en ambos casos los conspiradores detuvieron sus planes.
Conspiradores podrían ser torturados
El 1 de febrero, Rex Tillerson, en ese entonces secretario de Estado, ofreció un discurso donde dijo que Estados Unidos no había promovido: «un cambio de régimen ni la destitución del presidente Maduro». Pero también aseguró que: «cuando las cosas están mal que el mando militar se de cuenta de que ya no puede servir a los ciudadanos, encontrará la forma de realizar una transición pacífica«.
Marco Rubio, senador de Florida, escribió: «El mundo apoyaría a las fuerzas armadas de #Venezuela si decidieran proteger al pueblo y restablecer la democracia con la destitución de su dictador».
En #Venezuela se cometen crimenes de lesa humanidad, hay presos políticos que sufren tortura y violacionea y @NicolasMaduro es responsable. Por eso la dictadura debe rendir cuentas ante la CPI. Justicia y libertad para Venezuela ya #CumbreMiami18 #OEAconVzla pic.twitter.com/MWgDRC6hTt
— Luis Almagro (@Almagro_OEA2015) September 8, 2018
Los funcionarios estadounidenses debatieron si debían continuar sus reuniones con las fuerzas armadas venezolanas ya que les parecían corruptos e incluso sabían que estaban involucrados en el narcotráfico. Además, su participación se sumaría a una serie de intervenciones infames que Estados Unidos ha hecho en Latinoamérica.
En el complot más reciente contra Maduro había de 300 a 400 miembros de las fuerzas armadas, pero la cantidad se redujo a la mitad después de las acciones enérgicas que Maduro hizo ese año. El excomandante venezolano se lamenta ya que casi 150 compañeros que fueron detenidos podrían ser torturados. Lamentó que Estados Unidos no les diera los radios ya que eso pudo haber hecho una diferencia para cambiar la historia del país.
Lee el reportaje completo en The New York Times.