Peña Nieto suplica al siguiente presidente que continúe con sus reformas
Para el presidente mexicano, México ya tiene trazado un rumbo fijo que no debería alterarse. Como si se tratara de un rol preestablecido por él mismo, la persona que lo reemplace en la silla presidencial debería ajustarse a esa vía suya que “busca crecimiento y desarrollo para el país”, dijo.
El que fuera gobernador del Estado de México está a pocos meses de retirarse de la política. Después de un sexenio lleno de acusaciones de corrupción, reformas estructurales, alzas en el precio de la gasolina y crisis sociales, Enrique Peña empieza a declarar qué México quiere a partir del 2018. Poco adepto a opinar sobre su candidato priísta, Antonio Meade, el presidente ya solamente se reserva el hecho de desear un presidente que continúe su legado.
Las encuestas colocan a Andrés Manuel López Obrador como el candidato de izquierda favorito para ganar la presidencia. En caso de que esto sucediera, los esfuerzos de Peña por reformar el país se vendrían abajo. Una de las principales premisas del priísta siempre ha sido la de “evitar populismos”, criticando la postura del candidato tabasqueño.
Ya en el pasado advirtió la poca tolerancia que tenía ante Obrador, asegurando que su visión de izquierda contrasta con los logros de su gobierno. “En este mundo, hoy se presentan en distintas partes actores políticos que asumen posiciones populistas y demagógicas, pretendiendo eliminar o destruir lo que se ha construido, lo que ha tomado décadas en construir”, dijo.
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Peña insiste en que durante su gobierno se lograron avances inimaginables. Asegura que gracias a él y su gabinete, México se encuentra en un claro y recto crecimiento económico. Afirma que es inminente el desarrollo que tendrá nuestro país en los próximos años, gracias a sus reformas estructurales, por lo que las debe continuar la persona que gobierne hasta el 2024.
En un panorama de crisis para el PRI, su apuesta por la presidencia no logra pasar del tercer puesto en las encuestas. Muchos ya dan por perdida toda propuesta o petición del candidato Antonio Meade, una figura titubeante, poco conocida y con un historial en el gabinete de Enrique Peña Nieto que lo acerca a graves casos de desvíos de recursos. Ante este paisaje, Peña se muestra suplicante con la persona que llegue a la presidencia.
“Puedo asegurar que quien resulte electo, dado el fortalecimiento institucional que tenemos, y el equilibrio de poderes, pues tendrá, más allá de quién resulte y de los resultados, el interés de que nos mantengamos en una ruta de crecimiento y de desarrollo”, dijo Peña, asegurando que se debería ver a México como un país modelo, gracias a su desempeño en este sexenio.
El presidente se esfuerza por mantener limpia la imagen de México en el extranjero. Ahora, de gira por Europa, Enrique se despide de mandatarios y alcanza aún a cerrar tratos a futuro. En sus discursos, el mandatario priísta confía en que nuestro país es ideal para la inversión y el turismo, dejando de lado completamente los preocupantes niveles de violencia y corrupción en su gobierno.