El gobierno de Oaxaca no soporta a activistas indígenas
En Oaxaca siempre hay un conflicto latente entre algunas comunidades indígenas y el gobierno en turno. Estos desacuerdos tienen décadas de vigencia y entre acosos, violencia y vigilancia constante, los indígenas de las zonas más vulnerables de este estado han aprendido a defenderse. Pero sobre todo a organizarse.
Uno de los grupos de jóvenes indígenas zapotecos más importante es el Comité por la Defensa de los Derechos Indígenas (Codedi). Esta unión indígena fue creada para impulsar el enriquecimiento cultural y laboral de cientos de jóvenes indígenas zapotecos. Lo que fuera un conjunto de talleres en pequeñas zonas montañosas de Oaxaca, ahora es un gran colectivo ciudadano que imparte cursos que van desde panadería hasta cría de animales para beneficio de muchas familias. En el avance, el Codedi ha encontrado grandes enemigos.
En principio porque sus aportaciones pedagógicas exigen zonas amplias para desarrollarse. Para esto han logrado apropiarse de zonas bastas de bosque y caminos oaxaqueños, lo que ha desatado el coraje de algunos empresarios importantes. Y junto con ellos, muchos políticos del gobierno de Oaxaca que operan en concordancia con los intereses empresariales.
Uno de los estados más pobres de México enfrenta también constantes abusos de la autoridad, sobre todo cuando se trata de uniones indígenas que defienden sus tierras y derechos tradicionales. La imposición de políticas neoliberalistas ha creado grandes puntos de tensión entre gobierno y comunidades organizadas. En medio de todo este conflicto, tres integrantes del Codedi fueron asesinados por hombres armados el 12 de febrero.
Dos de los asesinados eran menores de edad y miembros activos en las labores de educación del comité indígena. Viajaban junto a otros colegas en una camioneta del consejo cuando fueron interceptados por una camioneta que los detuvo y empezó a disparar en su contra. Uno de los tripulantes logró escapar y esconderse entre los matorrales, hasta que los asesinos huyeron. Describe el uso de armas exclusivas del ejército mexicano y a un hombre con un chaleco antibalas usado comúnmente por elementos de la policía ministerial.
El Codedi culpa directamente al gobierno de Oaxaca como el responsable por el asesinato de sus tres compañeros. Después del ataque, han decidido protestar a diario hasta que se esclarezca el asunto. A la protesta del Codedi se ha unido el Observatorio para la Protección de los Defensores de Derechos Humanos. En conjunto, exigen a las autoridades que se actúe para encontrar a los culpables.
“Salí con vida y con muchas ganas de salir adelante, haremos un trabajo organizativo aún más fuerte en defensa de nuestros pueblos y en defensa de la autonomía”, dice Abraham Ramírez, sobreviviente del ataque a miembros del #CODEDI https://t.co/PberHarw2L
— AnimalPolitico.com (@Pajaropolitico) February 22, 2018
Condenaron “estos actos de terror perpetrados en contra de cuatro defensores de los derechos de los pueblos indígenas e impulsores de importantes procesos de autonomía en Oaxaca, incluyendo a dos menores de edad”. En el ataque inesperado murieron tres hombres reconocidos en el Codedi: Alejandro Antonio Díaz Cruz, Ignacio Basilio Ventura Martínez y Luis Ángel Martínez, los dos últimos menores de edad.
Los ataques a defenderos de los derechos humanos en Oaxaca han ido en aumento durante las gubernaturas de los Murat: el padre José Murat Casab y su hijo, actual gobernador del estado, Alejandro Murat. A pesar de los intentos de diálogo, esta familia política ha estado en constante conflicto con los grupos indígenas de la región. Abraham Ramírez Vásquez, coordinador general del Codedi fue en único sobreviviente al ataque y su familia ya había resentido la represión de los Murat debido a que su padre fue encarcelado durante el gobierno del primer Murat. Ahora, asegura recibir amenazas constantes.
El violento ataque a los integrantes del Codedi resulta sospechoso, ya que se realizó cuando regresaban precisamente de una reunión con varios funcionarios del gobierno de Oaxaca. Es decir, en el gobierno sabían quienes eran los atacados, cuántos eran y en qué vehículo se transportaban. Además, sabían qué ruta tomarían para regresar a los planteles del Codedi. Fue en la carretera 175, que lleva hasta la sierra sur oaxaqueña, en donde fueron atacados cercana la medianoche.
Lee aquí la crónica completa del ataque.