César Duarte y Emilio Lozoya podrían matar al PRI en sus 91 años
Dos detenciones claves de la justicia mexicana y norteamericana podrían sepultar al partido político más antiguo de México. Con más de setenta años de poder absoluto, los tricolores ven cómo la corrupción y detenciones les restan los pequeños militantes que les quedan. Ahora, César Duarte y Emilio Lozoya podrían matar al PRI en sus 91 años, sin posibilidad de llegar al ansiado centenario de vida en un país que les reclama prácticamente todo.
Las capturas de este par de priistas dejan ver la putrefacción que imperó en los años dorados del PRI, con Enrique Peña Nieto a la cabeza. Se trata de la vuelta triunfal del priismo, después de doce años de panismo fracturado. Pero el regreso de los tricolores dejó un saldo de desvíos, corrupción, lavado de dinero, tráfico y abusos sin comparación en la historia. Los altos mandos de la era peñista están sudando frío ante cada nueva detención.
Alito Moreno, el presidente del partido, asegura en cada oportunidad ante las cámaras que están confiados para ganar varios cargos de peso en las elecciones 2021. Pero la realidad es que no suman militantes, sus gobernadores y alcaldes se hunden en las encuestas y el partido en general es visto ya como el símbolo nacional de la corrupción. Lozoya y Duarte serían la cereza del pastel para el descalabro electoral.
El PRI está desesperado por aliarse con cualquier fuerza política, incluso quieren que el PRD cambie sus bases ideológicas para que se les una en coaliciones menores. Tampoco le hacen el feo al PAN, sus contrarios durante décadas. Alito sabe que su partido no solamente puede perder las 15 gubernaturas vacantes, también hay escenarios reales para visualizar la pérdida del registro como partido. Ante esto, las detenciones no ayudan.
Si a alguien se señala dentro del partido es a Enrique Peña. Pero detrás del mexiquense hay otros priistas de alto poder que también han sido acusados de corrupción e ilegalidades durante años (Salinas de Gortari, Luis Videgaray, Romero Deschamps y Manlio Fabio Beltrones, a la cabeza). Con las elecciones a menos de un año, parece no haber estrategia clara para recuperar algunas plazas y renacer.
Reducido a una minoría inédita, el priismo en el congreso no cuenta con personajes de poder para ampliar su presencia en el legislativo; mientras tanto, los gobernadores priistas que quedan tampoco dejan buenas referencias para que alguien de su partido mantenga el poder en sus territorios. Las verdades que puedan soltar Emilio Lozoya podrían liquidar al partido meses antes de las intermedias, lo que podría sentenciarlos definitivamente.