¿Qué mató al PRD? Ellos mismos, sus tribus y el deseo de más dinero

¿Qué mató al PRD? Ellos mismos, sus tribus y el deseo de más dinero

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Un análisis en estas fechas puede fácilmente notar que el partido amarillo entró en coma y no despertará. Con los mismos perredistas de peso los que ahora apuestan por desconectar a un partido político que poco tiene que ver con la izquierda y que se quebró en mil pedazos. Un recuento rápido del matemático y perredista Javier Garza nos muestra cómo las tribus internas llevaron a la quiebra al perredismo. 

Conocedor desde dentro de cómo el sol azteca vivió sus mejores épocas y su caída estrepitosa, el político asegura tajantemente que la pelea por los recursos del partido fueron lesionando al PRD hasta dejarlo en terapia intensiva. Con la promesa de un cambio, los chuchos ya están preparando Futuro 21 (con Gabriel Quadri a la cabeza y quizá Miguel Mancera). 

Este y otros grupos internos fueron los que despedazaron a un partido que estuvo bastante cerca de alcanzar la presidencial. Recordemos que el PRI y el PAN aplicaron fraudes electorales para arrebatar el triunfo a dos personajes claves: Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador. El primero levantó el partido y el segundo lo posicionó en la Ciudad de México para después abandonarlo. 

El letal Pacto Por México

Mientras más iba ganando el PRD en las urnas, más presupuesto federal llegaba. Conquistaron gobiernos estatales y puestos clave en el congreso. Es ahí en donde el perredismo empezó a tronar desde dentro. Con la firma del Pacto por México (justo a inicios de la era Peña Nieto), “se chingó el partido”, señala González Garza. Es ahí en donde las tribus empezaron a pelearse por el dinero y dejando de lado al plan político. 

Por lo tanto es imposible no mencionar la palabra corrupción en este partido creado para quitar al PRI del poder. Para 2006, el perredismo tenía 128 diputados, todos encargados de ser opositores claves en la era Vicente Fox. Estos números contrastan con los apenas once diputados que mantiene hoy el partido amarillo en la 64 legislatura (muchos de ellos por la vía plurinominal). Con el partido hundido, nadie quiere activarlo. 


Actualmente las fugas de militantes, las renuncias de perredistas de antaño y la acusaciones de corrupción (Silvano Aureoles, Miguel Mancera, Graco Ramírez) están terminando por desangrar a los perredistas. El futuro no contempla al PRD como opción sólida para las intermedias del 2021, por lo que el fracaso del partido puede verse claramente ahora, después de décadas de rapacidad interna.