¿Quién falta? Todos los dedos apuntan a Luis Videgaray
Hubo un hombre que susurró en el oido de Enrique Peña Nieto durante mucho tiempo. Desde que entró en marcha la campaña presidencial de 2012 se empezaba a ver que el cerebro detrás del regreso del PRI al poder era Luis Videgaray. Premiado con la secretaria de hacienda y luego nombrado canciller (sin experiencia alguna), el priista se enredó rápidamente con dos temas claves de corrupción: Odebrecht y la Estafa Maestra.
Videgaray fue el redactor de las reformas estructurales de la era Peña Nieto y durante mucho tiempo fungió como el verdadero presidente, decidiendo qué cambios de peso o decidiones habrían de tomarse: incluso por encima de la opinión del presidente. Con ese poder, Videgaray aparece como uno de los elementos clave para el caso Chihuahua, en donde se desviaron 250 millones de pesos desde Hacienda hacia campañas del PRI.
En ese entonces, el hombre que decidía a dónde iba a parar el dinero era precisamente Luis Videgaray. Lo mismo sucede con la estafa maestra, en donde el itamita concedía los recursos que después eran desviados después entre secretarías del gobierno federal y un puñado de universidades (a través de las famosas empresas fantasma). Su defensa consiste en que no firmó ningún documento, pero parece que estaba enterado de todo.
Además, el priista y gran amigo de Enrique Peña tambíen se menciona como miembro clave de la corrupción de Odebrecht en el país. El principal arquitecto de estos sobornos es Emilio Lozoya (capturado ya mientras intentaba reunirse con el expresidente priista en España), pero lo cierto es que Luis Videgaray también está relacionado: fue miembro activo de la campaña presidencial de Peña, en donde se inyectaron buena parte de los sobornos.
Ahora todo apunta a Videgaray en una avanzada anticorrupción inédita en México. Peña Nieto se niega tajantemente a regresar al país, Lozoya ha sido detenido mientras intentaba hacer un plan para evitar su captura, Romero Deschamps está escondido después de una orden de aprehensión y Rosario Robles se mantiene en prisión preventiva. El PRI se hunde y sus altos mandos ya no duermen tan tranquilos.