AMLO se niega a salir del país y suma 6 meses recorriendo México
Como lo afirmó a principios de mayo, el presidente López Obrador no viajará a Osaka, Japón, a la reunión del G20. Con la decisión, el primer mandatario suma 6 meses recorriendo el país y rompe la tradición de los presidentes viajeros.
A diferencia de su predecesor, Enrique Peña Nieto, quien ya había salido 10 veces en los mismo 6 meses, López Obrador ha elegido fortalecer su política interior, delegando a sus secretarios la política exterior.
El titular del Ejecutivo ha dejado claro que predica la idea de que “no hay mejor política exterior que la interior”, y a diferencia de sus antecesores, quienes por tradición realizaban un viaje a Estados Unidos, ha decidido afrontar las problemáticas nacionales de forma personal.
A pesar de que el presidente no asistirá a Osaka, mandará una carta como «modesta aportación» a ese importante foro mundial, donde hablará sobre todo de la desigualdad. Por parte de México participarán los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, y de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa Macías.
Aunque podría ser una oportunidad para entablar diálogo con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, titular del Ejecutivo decidió no ir porque no quiere entrar en la confrontación de la guerra comercial entre China y la Unión Americana.
“No quiero ir a la confrontación directa, ahí van a tratarse probablemente los asuntos de la guerra comercial en la que yo no estoy de acuerdo”, aclaró.
López Obrador criticó que los temas como la pobreza son los que se deberían tratar en los grandes foros y no sólo ser observadores. “Es la desigualdad la que origina el deterioro del medio ambiente, la migración, la inseguridad y violencia y, por lo tanto, ese debería ser el tema a tratar”, subrayó.
Costos de no asistir
Juan Carlos Barrón, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM, se atreve a señalar algunas de las consecuencias negativas de no asistir al G20.
“Estos encuentros pueden ser una perdedera de tiempo y dinero en la que solo van para tomarse la foto. Pero, si se usan bien, son una herramienta diplomática invaluable, un espacio privilegiado donde se puede negociar formal e informalmente”, explica.
Además, dice, en la diplomacia el desdén pesa mucho. “Si una persona no asiste a una reunión su ausencia se nota. Me pregunto si necesitamos eso”.