López Obrador y su equipo aún no saben qué hacer con Los Pinos
En los debates presidenciales que consolidaron el favoritismo por el candidato tabasqueño, el tema de la residencia oficial de Los Pinos causó mucho entusiasmo. El próximo presidente de México prometía no vivir en el lugar, como hacen los presidentes nacionales desde hace décadas, y abrir sus puertas para que todo mexicano pudiera acceder a la casa en donde durmiera Enrique Peña Nieto durante seis años.
Otra de las grandes propuestas era convertir la mansión presidencial en un centro cultural que sirviera como visita obligada para los capitalinos y turistas. A menos de veinte días de tomar el poder, López Obrador y su equipo de trabajo aún no tienen bien definido el plan de acción para la casa presidencial por excelencia. Se saben solamente dos cosas: el tabasqueño no dormirá ni un solo día en Los Pinos y se abrirán las puertas de la residencia a todo el que desee visitarla.
Lejos de esta intención por hacer un recinto turística la gran casa de los presidenciales, no hay aún un proyecto que realmente transforme en un centro cultural a Los Pinos. Se han puesto sobre la mesa varios proyectos, algunos civiles y otros más del propio equipo cultural del tabasqueño que tomará protesta este primero de diciembre. Pero ninguna ha tenido luz verde para convertir la lujosa mansión de 56 mil metros cuadrados, ya que para López Obrador aún no hay un proyecto que le convenza al respecto.
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Recordemos que Los Pinos se ha convertido en las últimas décadas en un monumento a la desigualdad, ya que su superficie, custodiada por el Estado Mayor Presidencial, es catorce veces más grande que la mítica Casa Blanca estadounidense. Desde ahí han orquestado remodelaciones millonarias los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Con la intención de no estar ligado a nada que involucre a estos personajes, Obrador ya prometió que no pretende vivir ahí, ni el ni su familia, por lo que busca una casa cerca del Palacio Nacional, en donde habrá de despachar en su gobierno.
La otra polémica es que en el sitio seguirán permaneciendo los miembros del Estado Mayor Presidencial, el grupo de seguridad más íntimo de las presidencias priistas y panistas. El tabasqueño prometió que no necesitaría de sus servicios, pero sí ha dejado claro que seguirán operando en Los Pinos, aunque sin dejar en claro qué actividades tendrán en el recinto. Una de las propuestas es que tomarán el papel de guías y guardias, al mismo tiempo, en los primeros días del recinto abierto al público.
Desde los años treinta del siglo pasado, la residencia oficial de Los Pinos se ha llenado de obras de artistas mexicanos. En sus muros hay pinturas valiosas, esculturas, salas de conciertos e incluso piezas arqueológicas de alto valor para la historia de México. ¿Qué se hará con todo esto? No se sabe, realmente, pero se intuye que podría hacerse un museo improvisado para que los mexicanos conozcan todos los rincones de una mansión aislada que durante décadas ha sido un misterio para la mayoría de los mexicanos.
Los Pinos es una zona que se encuentra cerca del bosque de Chapultepec, el principal pulmón del centro de la capital mexicana. Una de las propuestas es la de unir a este bosque con los terrenos de la casa presidencial, además de instalar ciclos de cine (habilitando claramente salas de proyección en el lugar), además de residencias para artistas mexicanos. Por el momento no se sabe realmente cómo funcionará este recinto, lo cierto es que ya no formará parte de la vida privada de los presidentes mexicanos.