Ministros colocan a sus hijos en puestos privilegiados de la Suprema Corte
Durante la última década se ha acusado un nivel de nepotismo radical en la Suprema Corte mexicana. Para activistas, abogados, sociedad civil y organizaciones, se debe hacer algo para evitar que prácticamente la mitad de los ministros le den trabajo a sus hermanos, hijos, sobrinos y familiares en general, estén o no capacitados para los puestos de extrema delicadeza que se manejan ahí.
Las revisiones a la nómina de la Suprema Corte dejan ver cómo varias veces se repiten los mismos apellidos. De distintas maneras, los ministros mejores pagados han logrado colocar ahí a varios familiares, sobretodo a sus hijos. Un caso en particular llega desde arriba y deja ver el nivel de nepotismo, además del nulo castigo que se impone a esta práctica que se considera ilegal en varias dependencias y empresas mexicanas.
El ministro presidente Luis María Aguilar Morales ha logrado colocar a su hija en distintos puestos dentro del centro jurídico mexicano. Elena Aguilar Arrangoiz está licenciada como cirujano dentista y a pesar de que esta carrera no tiene nada que ver con la abogacía, ha logrado cargos importantes en la Suprema Corte. Desde puestos de secretariado particular en juzgados especializados en cateos y arraigos, Elena ha logrado cargos en las oficialías Judicial y Administrativa.
A pesar de que su padre es el ministro presidente y es justo en ese puesto en donde más se espera honestidad, este tipo de actitudes se repiten. Lo cierto es que si un dentista llegara a enviar su currículum a la Suprema Corte en busca de un puesto dentro, sería rechazado inmediatamente. Por lo que no se explica cómo una dentista terminó como profesional operativa para un ministro, con un salario de casi 35 mil pesos mensuales, además de prestaciones, aguinaldos, bonos y seguro de retiro.
Pero el ministro Aguilar Morales no es el único. En el caso del ministro Mario Pardo Rebolledo, su hija también fue contratada de inmediato, a cuatro años de haber terminado la carrera en derecho. Recordemos que para acceder a un puesto alto en la Suprema Corte se requieren décadas de experiencia. En el caso de Daniela Pardo Soto, bastaron cuatro años para hacerse de un cargo importante en donde gana 135 mil pesos al mes, antes de impuestos.
Con apenas una licenciatura, la hija de Pardo con la secretaría de Estudio y Cuenta Adjunta. Para lograr acceder a esta cargo tan importante dentro de la Suprema Corte, Daniela Pardo tuvo que ser nombrada en el cargo directamente por órdenes del ministro presidente Luis María Aguilar Morales (el de la hija dentista). Ya en el cargo, la hija del ministro ha retirado su perfil en la página oficial de la Corte, en donde se mostraban sus datos personales y sus ingresos mensuales. En total, Daniela Pardo gana más de 1.1 millones cada año, después de impuestos.
La fórmula se repite también con primos. El ministro Alfredo Ortiz Mena ha logrado darle empleo de de contralor a su primo Juan Claudio Ortiz Mena. Con un sueldo de 153 mil pesos mensuales, el primero del ministro ha logrado forjarse un nombre dentro de la Suprema Corte. Lo cierto es que Claudio Ortiz sí tiene una trayectoria universitaria y laboral que lo justifica en el cargo, pero deja ver la cantidad de influencias que genera un familia ministro.
Y es que después de que Alfredo Ortiz se hizo con el puesto vitalicio, su primo ascendió a contralor. Con esto quedan claros los movimientos nepotistas dentro del espacio de trabajos de los ministros de la Corte mexicana. No son solamente los jueces mejor pagados en México, también han aprovechado su poder para beneficiar a su apellido.