El PRI operó y está operando “un enorme fraude electoral»: expertos
El Instituto Nacional Electoral organizó un encuentro con académicos y autores de estudios electorales para responder una pregunta: ¿se manipuló el voto en las elecciones del 2012?
En su momento, el árbitro electoral declaró como justa la victoria de Enrique Peña Nieto y lo nombró ganador limpio del encuentro. Ahora, a un año de que el mandatario deje el cargo, el propio INE resalta los comentarios de investigadores que aseguran que el PRI compró votos en ese entonces, y la manera en cómo lo hicieron.
El “Seminario Internacional Política y Dinero: Democracia Vs Corrupción” contó con la presentación de varios estudios claves para entender cómo el regalo de tarjetas electrónicas en un estado importante del país ayudó a que Enrique Peña se colocara mejor en los votos finales y accediera a ese porcentaje que le habría de dar la victoria.
Los encargados de abrir el seminario aprovecharon la plataforma cedida por el INE para resaltar que el clientelismo electoral es y podría ser uno de los delitos más denunciados durante las elecciones presidenciales. Dar a la gente estímulos a cambio de un voto particular es una práctica que el PRI supo orquestar a través de las tarjetas de la tienda Soriana, repartidas en el Estado de México, un bastión priísta en donde las preferencias fueron para el candidato de izquierda, López Obrador.
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Entre otras formas de adueñarse del voto libre, el partido en el poder operó masivamente con compras de votos, retención de credenciales electorales, actos de intimidación y condicionamiento de servicios públicos, todo esto penado por la ley electoral y que sin embargo se pasó por alto en la mayoría de las denuncias.
Expertos como Jesús Cantú, académico mexicano, y Kenneth F. Greene, catedrático de la universidad de Texas, concordaron en que México es uno de los países en donde el condicionamiento y la compra del voto es una práctica común.
En la elecciones presidenciales del 2012, “muchos votantes dijeron que recibieron dinero en efectivo, materiales de construcción, comida, las famosas tarjetas Soriana y casi 80% de estos votantes reportaron que el PRI les había entregado los beneficios“, comenta Greene. Por lo que las famosas giras de éxito (en donde se resaltan las obras y proyectos que el PRI generó en la región, además de dar ayudas en especie) que realiza en estos meses el presidente Peña pueden llamarse también formas de manipulación del voto.
Resaltaron también el juego que se hace con los mexicanos votantes que prefieren obtener un poco de ayuda para mejorar momentáneamente sus modos de vida a cambio de modificar su voluntad electoral. Este tipo de estrategias impactan mucho más en zonas vulnerables, en donde la necesidad genera más votantes instantáneos y los partidos se aprovechan de inmediato.
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La experta economista Clara Jusidman va más allá, recalcando la forma en la que el PRI operó en las elecciones estatales del 2016. En sitios como Coahuila y el Estado de México, la compra masiva de votos fue tan preocupante que no resulta exagerado pensar que el PRI esté operando “un enorme fraude electoral” para la elección presidencial del 2018.
Para finalizar, este panel de expertos coincidieron en que el PRI sí es uno de los partidos que más ha desarrollado estas estrategias, pero que prácticamente todos los partidos políticos en México llevan y han llevado a cabo compras masivas de votos durante décadas.
La realidad es que las elecciones del 2018 estarán plagadas de estas trampas políticas para confundir a los votantes, lo cierto es que si bien no todas funcionan a la perfección, las fuerzas políticas tienen tanto dinero (sobre todo el 2018, que será la elección más costosa en la historia de México) que pueden permitirse derrocharlo en compra de votos ciudadanos.
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