Roban fuertes datos sobre pederestía en México recabados por Lydia Cacho
La reconocida periodista y defensora de los derechos humanos, Lydia Cacho, sufrió nuevamente una vejación a su persona. La tarde de este lunes, a eso de las 18:30, sujetos ingresaron a la vivienda de la periodista y robaron equipo de trabajo y material periodístico. Asimismo, se sabe que mataron a una de las mascotas de Cacho y envenenaron a la otra.
Roban material relacionado a casos de pederastia de Marín, Nacif y Karam
Los hechos se dieron en Puerto Morelos, Quintana Roo. De acuerdo con el portal Article19, centrado en el activismo en pro de los derechos de los periodistas, los sujetos involucrados ingresaron a casa de Lydia Cacho a las 18:30 horas. Para poder entrar sin ser detectados, cortaron los cables de las cámaras de seguridad y de esta manera desactivar la alarma.
Los objetos que fueron sustraídos de su vivienda son principalmente equipo de trabajo e información periodística relacionado a los casos de pederastia que ella destapó. En resumen una grabadora de audio, tres cámaras fotográficas y diez discos duros donde se encontraba la información periodística, fueron robados de la casa de Lydia Cacho. Los ladrones también ocasionaron destrozos en la vivienda, dañando fotografías y rompiendo ropa de esta.
Torturada y vejada, 13 años después, aún clama justicia
Es importante contextualizar, pues en 2005 Lydia Cacho fue secuestrada y torturada por un grupo criminal conformado por miembros de las altas esferas de funcionarios y empresarios de los estados de Puebla y Quintana Roo. Previamente la periodistas había publicado un libro llamado Los Demonios del Edén donde destapó una red de pederastia en Puebla y Quintana Roo.
Los autores intelectuales del secuestro y tortura fueron el exgobernador de Puebla, Mario Marín y los empresarios José Kamel Hacif y Hugo Adolfo Karam.
Lydia Cacho fue detenida (secuestrada) en 2005 por una decena de policías de Quintana Roo y posteriormente fue trasladada, sin orden de aprehensión a Puebla. La activista fue trasladada desde Cancún en un vehículo propiedad del empresario textil, José Kamel Nacif, uno de los principales participantes en el libro de Cacho.
Durante el traslado, de más de 20 horas, Lydia fue torturada tanto física como psicológicamente por los agentes. Fue objeto de agresiones sexuales, sufriendo tocamientos, insinuaciones y amenazas.
En 2007, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) concluyó escandalosamente con que las garantías individuales de Lydia Cacho no fueron violadas de forma grave. Después de 13 años en busca de justicia, únicamente uno de los policías fue capturado y procesado por tortura. Los autores intelectuales siguen libre y perseguidos por autoridades internacionales.