Mentiras y una cabeza de caballo: así quiso entrar el narco mexicano a Australia
Parecería difícil explicar cómo es que se logra introducir droga hecha en México en uno de los puntos más alejados de nuestro país. La cocaína y la metanfetamina mexicana ya tiene presencia en prácticamente todo el mundo y parecía que el continente oceánico sería el sitio más complejo para que el narcotráfico nacional impregnara su sello. Un decomiso importante de droga en Nueva Zelanda ha evidenciado lo que más temía el gobierno de Enrique Peña: el narco mexicano ya llegó hasta el continente de Oceanía, aunque de forma bastante accidentada.
La historia parece un guión cómico. Hace unos meses hizo eco internacional el decomiso de una cabeza de caballo hecha de bronce que estaba llena de cocaína, así de pintoresco fue el inicio. Se trataba del mayor hallazgo de este tipo en Nueva Zelanda, en donde no se acostumbran hallazgos de este tipo. La fuente del producto, introducido vía Hong Kong, era Cuajimalpa, Ciudad de México. Con esto, se empezó a alertar de la posible relación del narco mexicano con los grupos criminales de la nación de Peter Jackson.
Al investigar a fondo, se supo que había varios mexicanos involucrados en el envío de droga. Para que todo funcionara a la perfección, el mexicano Manuel Suárez Juárez orquestó el envío de más de 300 kilos de cocaína a la isla oceánica, todo dentro de una enorme y pesada cabeza de caballo hecha de bronce. El paquete fue rápidamente interceptado por la policía neozelandesa, por lo que fueron detenidos Suárez, Rafael Amor Lamprecht y Manuel Villagrán. Después de una investigación a fondo, se sabe que estas personas mantenían también contactos para mover droga en Colombia.
Con esto quedó claro que la droga mexicana ya había tocado uno de los puntos más lejanos del planeta, después de haberse registrado decomisos de droga mexicana en Europa, Asia y otros sitios de difícil acceso. El rasgo más particular es que se intentó pasar más de 300 kilos de cocaína a través del supuesto envío de una obra de arte, algo que inevitablemente habría de ser rastreado por la policía antinarcóticos del país cercano a Australia. La falta de capacidad en el envío generó el rápido arresto de los mexicanos que cumplen sentencias de 17 a 19 años en la cárcel estatal.
Se sabe que estos tres mexicanos detenidos ya tenían historial moviendo metanfetaminas en Estados Unidos, más específicamente en Miami, en donde existen procesos abiertos en contra de Rafael Amor. El pasado de estos hombres estaba ligado a prácticas ilegales en varios países. Incluso, para defenderse, uno de ellos aseguró que se dedicaba a la trata de blancas, pero nunca a mover droga a nivel internacional. La intención final, según la fiscalía neozelandesa, es la de meter droga mexicana a Australia.
El mercado australiano es quizá el capricho más difícil para los narcotraficantes mexicanos. Después de dominar el envío de cocaína y metanfetamina a Estados Unidos, parece ser que los intentos por llegar hasta Australia son cada vez más intensos. Por el momento, la cabeza de caballo enviada desde Cuajimalpa es la primer gran evidencia de que el narco mexicano ya está apuntando sus empresas hacia la tierra de los canguros. La demanda de adictos australianos podría generar droga veinte veces más cara que en México.
Mira la historia completa en la revista Proceso número 2193, ya en circulación.