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El ejército y el huachicoleo: una historia de complicidades

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Cuando el presidente López Obrador destapó el gigantesco robo llevado a cabo desde el interior de Pemex, señaló a funcionarios de esta dependencia, pero no hizo ningún señalamiento respecto al Ejército y complicidad con grupos delictivos. Sin embargo, es sabido que Integrantes de las fuerzas armadas también han participado en el robo de combustible.

Los rastros comienzan en el gobierno de Vicente Fox, con la Gerencia de Servicios de Seguridad Física (GSSF), integrada básicamente con militares y exmilitares. Esta gerencia dependía de la Dirección Corporativa de Administración de Pemex, que es a su vez la segunda división más importante en el organigrama directivo, sólo por debajo de la Dirección General. Su misión: vigilar ductos y áreas estratégicas.

Según información de la GSSF, militares se vincularon a través de ofrecimientos económicos de grupos como Los Zetas para permitirles la ordeña directa en refinerías, de tomas clandestinas y de pozos de gas en la Cuenca de Burgos. También querían controlar a los ordeñadores y comenzar a cobrarles derecho de piso.

En 2011, Ana Lilia Pérez, en el libro El cártel negro, documentó que 44 empleados de la GSSF, donde laboraban militares y exmilitares, habían sido despedidos por su vinculación –por acción u omisión– en el robo de hidrocarburos.

Todo se registró en bitácoras

Los ofrecimientos económicos por parte de la delincuencia fueron registrados por los propios militares integrantes de la GSSF en las bitácoras que elaboraron sobre su día a día en las instalaciones de Pemex.

En una versión pública de esas bitácoras se ilustra el accionar de la delincuencia, basta el ejemplo del 29 de noviembre de 2007: los militares escribieron que un comando armado los interceptó cuando patrullaban San Pedro de las Colonias, en Coahuila. “Nosotros también fuimos gafes y aquí también traemos un kaibil”, les dijeron.

Los militares especiales, como se les denomina en Pemex, narraron que tras ofrecerles un fajo de dinero –que ellos dijeron haber rechazado–, les indicaron que estaban ordenando la plaza y controlando a los tapiñeros.

En ese periodo hubo incidentes similares en toda la Cuenca de Burgos y la región de Veracruz, según documentan las bitácoras.

La estructura original de Los Zetas, formada por exmilitares o militares en reserva, como Heriberto Lazcano Lazcano, se encargaba de coordinar el robo y comercialización de combustible a Pemex mediante lo que llamaron La Compañía, en la que también participaban los hermanos Treviño Morales.

La vigilancia de las instalaciones estratégicas por parte de las Fuerzas Armadas es uno de los dos ejes de la estrategia del gobierno federal para combatir el robo de combustible e involucra a 4 mil efectivos del Ejército y la Marina desplegados en 58 áreas, que incluyen seis refinerías, 12 estaciones de rebombeo, 39 centros de distribución y un centro de control, el desafío será mantener incorruptibles a los elementos.