Destapan otra trama de corrupción en Pemex
La guerra contra el huachicoleo que emprende el Gobierno de López Obrador comienza a cobrar tintes sexenales, se antoja demasiado complejo acabar con las tramas delictivas dentro de Pemex en tan solo tres meses, prueba de ello es que la nueva administración no termina de resolver un conflicto para abrir otro frente de batalla.
Por si no fuera suficiente, ahora la Secretaría de Energía (Sener) revisa los contratos que Pemex Transformación Industrial (TRI) adjudicó de manera directa a las empresas Air Liquide México y Gazsur —conformada por el consorcio Cryoinfra / Air Products and Chemicals— para el suministro de hidrógeno a las refinerías de Tula y Cadereyta por un periodo de 20 años.
La investigación se extiende a una tercera operación que Pemex TRI realizó con la venta de la planta de hidrógeno de la refinería de Madero, Tamaulipas, cuyo contrato de suministro se adjudicó directamente a la firma Linde Gas North America.
Esta investigación se suma al expediente abierto sobre los sobornos millonarios de Odebrecht a Pemex y a la que se hace sobre funcionarios ligados al robo de combustible.
La encargada de la política energética de México, Rocío Nahle, presume que para dar entrada a estas empresas, Pemex TRI vendió sus plantas de hidrógeno, U-3400, ubicada en la refinería Miguel Hidalgo en Tula de Allende, Hidalgo; la planta generadora de hidrógeno número 1 localizada dentro de la refinería Ing. Héctor R. Lara Sosa, en Cadereyta Jiménez, Nuevo León, y la generadora de hidrógeno U-801, en la refinería Francisco I. Madero en Ciudad Madero, Tamaulipas, para que las firmas privadas pudieran utilizar terrenos, instalaciones y hasta el suministro de gas natural.
A estas compañías, Pemex TRI les debe comprar hidrógeno con pagos mensuales de 2.7 millones de dólares: un millón 470 mil a Air Liquide México; 644.6 mil a Gazsur, y 774 mil a Linde Gas North America.
La estrategia, de acuerdo con las Memorias Documentales de estos proyectos que la pasada administración elaboró, se diseñó para garantizar suministro de alta confiabilidad, bajo costo, eficiencia en conversión de gas natural a hidrógeno y “reducción de paros no programados en esas dos refinerías”.
El contrato para la planta de Air Products and Chemicals se firmó el 1 de septiembre de 2017, aunque la refinería de Tula pasó de tener tres paros no programados al inicio de 2018, a 14 al cierre del ejercicio.
En Cadereyta, el contrato se firmó el 10 de julio de 2018. La mayor parte del año se mantuvo sin paros no programados, pero a partir de octubre empezó a registrar 15 por mes. En Madero, el contrato se firmó el 12 de abril de 2018, pero a partir de ese mes, los paros se elevaron a un promedio de 11 por mes. El costo de venta de estas plantas no fue integrado a las memorias.
Pemex paga por lo que tiene
En los Libros Blancos de estas operaciones, el exdirector de Pemex, Carlos Treviño Medina, justificó la operación para reducir costos vía contratos con terceros.
De acuerdo con los contratos, los proveedores son responsables de suministrar hidrógeno a la refinería de Tula con volúmenes de hasta 81.75 millones de pies cúbicos estándar diarios y con pureza de 99.9%.
Cadereyta recibirá 60 millones de pies cúbicos estándar diarios con pureza de 99.9%, en tanto que la refinería de Madero recibirá 42 millones, con pureza de 99.9%. Los tres casos por un lapso de 20 años.
Pero al mismo tiempo, los contratos establecen que Pemex tendrá que entregarle a los privados insumos y servicios necesarios para la generación de hidrógeno: gas natural, agua cruda, desmineralizada y de enfriamiento, vapor de alta, media y baja presión, aire de planta, energía eléctrica y nitrógeno, es decir, un negocio redondo para las empresas extranjeras a costa de Pemex.
Frente a estos hechos, el presidente de la República afirmó:
«Acerca de la investigación por estas plantas vamos a solicitar toda la información a la Secretaría de Energía y les vamos a dar a conocer en qué situación se encuentra esta compra, este contrato», afirmó.