En el ejército mexicano hay soldados con VIH y a diario enfrentan prejuicios terribles
Pareciera que las palabras ejército y sida no pueden embonar de ninguna manera. Pero sucede, y sucede bastante. No sólo en el ejército mexicano, en cientos de naciones en el mundo los aparatos militares mantienen un prejuicio y repele absoluto por los soldados seropositivos.
En México las cosas son tan serias como podríamos pensarlo. Según datos de Vice México, en el ejército mexicano los cabos enfermos no tienen derecho a llorar y sufren de constantes amenazas, insultos y malos tratos. A pesar de los esfuerzos legales por defender a los militares con enfermedades de transmisión sexual, los prejuicios continúan. En una de las instituciones más machistas del país, la idea de un homosexual entre sus filas continúa siendo imperdonable.
El primer avance para proteger a estos pacientes se dio hace diez años, precisamente. en febrero de 2017, la Suprema Corte de Justicia de la Nación declaró inconstitucional que los militares fueran echados de las fuerzas armadas por ser seropositivos. Si bien la ley abogaba por el buen trato a los portadores del virus, no se ha detenido el entorno de repudio por parte de los altos mandos.
Uno de los casos más sonados es el del cabo Gonzalo Flores, nacido en Veracruz y de preferencia homosexual. Al vivir en un pueblo lleno de machismo y homofobia, buscó entrar a las filas del ejército nacional con la idea de salir de casa y poder sentirse más libre con su condición sexual. Así que se enlistó en las tropas de la Ciudad de México, en donde conoció a otros cabos y mandos militares mexicanos con los que compartió encuentros sexuales.
Según la ley militar mexicana, los enfermos de VIH presentan “inutilidad por actos adquiridos fuera de servicio”, básicamente considerados como inútiles para la práctica militar. Esto hacía que fueran expulsados inmediatamente. Estamos hablando de prejuicios realmente severos en el año 2003, bien entrado el siglo XXI en nuestro país.
Las cosas han cambiado un poco desde lo legal, pero las burlas, los golpes, las amenazas continúan ahí para los cadetes enfermos con VIH. Hartos de estas vejaciones, varios militares despedidos demandaron a la institución militar mexicana por malos tratos y despidos injustificados. El resultado fue una victoria para los militares portadores que lograron un hito en la historia jurídica militar.
“Todos los que nos manifestamos por la inconstitucionalidad de este precepto hemos señalado que viola las garantías de no discriminación y de igualdad de la constitución”, dijo el presidente de la Corte, Guillermo Mayagoitia. Aún con esto, se puede seguir dando de baja a elementos seropositivos cuando se demuestre que están incapacitados para realizar acciones de rutina en el día a día militar.
Los magistrados, en cambio, consideran que esta decisión de las fuerzas armadas es totalmente discriminatoria, ya que no tiene otro sustento válido más que el prejuicio tajante. Por esto, muchos militares retirados de las fuerzas armadas pudieron regresar a sus puestos, no sin antes sufrir de burlas y desprestigio al conocerse públicamente su condición sexual y su enfermedad.
“No llore”, le dijo un comandante al cabo Gonzalo cuando solicitó no asistir a una zona de desastre ya que tenía un justificante médico que le impedía exponerse por motivos de salud. Su comandante inmediato reaccionó de forma violenta: “¡Ojalá que ya te mueras! Por puto te dio sida”, dice Vice, en su reportaje especial.
Ante la ofensa el cabo buscó asesoría legal para denunciar el acto de discriminación. “No es para tanto”, le dijeron en el área administrativa. Se cree que unos 300 miembros de las fuerzas armadas habrían sido dados de baja en el país por tener VIH, según medios de varios estados del país. A los que lograron reincorporarse se les ha truncado toda posibilidad de ascender en el entramado militar. Adiós ascensos y cargos superiores. En el ejército mexicano nadie quiere a un comandante gay, mucho menos uno seropositivo.
Los datos indican que existen al menos 200 enfermedades que mantienen a miles de militares colgando entre el prejuicio y el perdón por parte de las autoridades. Las acciones legales por parte de militares enfermos empezaron formalmente desde 2016. En donde una mezcla de valor y temor los ha impulsado a encarar a las férreas autoridades militares por el alto grado de prejuicios internos que viven a diario miles de cabos y cadetes. En este mismo año se empezaron a aplicar tratamientos para el VIH para algunos militares portadores.
Cuando el cabo Gonzalo empezó a escuchar en pláticas de descanso la actitud tan machista de sus pares, enfrentó a algunos diciéndoles que no contaban con el conocimiento suficiente para juzgar a los gays. Muchos de ellos señalaron que los homosexuales no cabían en el entorno militar, agrediéndolo con términos como “marica” y “joto”. Uno incluso señaló que deseaba matar a todos los homosecuales que lo rodearan.
El Sida lo pescó en Sinaloa, mientras se estrenaba en las calles en la llamada “guerra contra el narco”, iniciado por Felipe Calderón, expresidente mexicano. Con la única persona que tuvo relaciones sexuales sin protecciones en un bar bastó para ser seropositivo. Su mundo se vino abajo. Si ya era criticado por ser hay, ahora también lo sería por ser portador.
Según la milicia mexicana, ser portador de VIH hace a la personas incapaz de utilizar un arma o involucrarse en labores de inteligencia, debido a un supuesto déficit en sus habilidades motoras. Datos de la Sedena señalan que hay 120 miembros con VIH en el ejército nacional, hasta el momento. La mayoría en el centro del país.
En menos de cinco años se han reportado quejas similares por discriminación. Un total de 313 quejas se han interpuesto en el país para exigir respeto a los militares homosexuales y seropositivos.
«Me siento impotente. Veo a todos ascender y le tengo miedo afuera. Quiero estar bien. Aunque he intentado matarme, me resisto a morir», dice Gonzalo, frustrado.
Pero esto no es exclusivo del ejército mexicano. En España se han reportado casos similares dentro de la milicia de este país europeo. “Ser homosexual puede ser difícil si se oculta, pero insufrible si se manifiesta”, dice el teniente coronel José María Sánchez en un reportaje especial sobre la discriminación en el ejército ibérico. Así como el cabo Gonzalo, miles de militares en el mundo tienen que denunciar a sus propios patrones por mantener una homofobia que hace años debió quedar en el olvido.
Mira toda la información en esta nota de Vice México.