1,779 millones del aeropuerto de Peña Nieto fueron a empresas fantasma
Los desvíos de recursos en el último sexenio del PRI no pararon ni un solo día. El gobierno peñista utilizó diversos esquemas para succionar recursos, simulando actividades a través de empresas que no existen, llamadas empresas fantasma. Con esta práctica quedó claro que existía una estructura enorme para saquear dinero en cada obra o proyecto posible.
Ahora se sabe que las empresas fantasma también estuvieron involucradas en el aeropuerto de Texcoco. Se trata de la obra insignia del sexenio de Peña Nieto, una construcción que iba a desarrollarse durante más de una década con varias empresas como favoritas para su construcción. Los últimos datos afirman que más que un aeropuerto era una excusa para robar dinero, con al menos 1,779 millones de pesos asignados a empresas fantasma.
Lo alarmante es que estos desvíos estuvieron presentes desde el inicio. Hay datos de dinero que se intentó lavar en la construcción de las bardas perimetrales del aeropuerto, todo a través de contratos que la Sedena concedió a 45 empresas inexistentes. En ese entonces, la Sedena estaba a cargo de Salvador Cienfuegos Zepeda, un militar bastante cercano a Peña Nieto. Los contratos simularon servicios de obras pluviales y construcción.
Como es costumbre del peñismo, estos contratos a empresas fantasma fueron asignados por licitación directa (es decir, no se abrió a concurso público para que empresas reales pudieran competir, ofreciendo sus servicios). Esto evidencia a la Sedena como una secretaría adicta a los contratos directos, en donde se han encontrado irregularidades desde el sexenio de Felipe Calderón.
Se aprovecharon de campesinos
Varios de los supuestos dueños de estas empresas beneficiadas son realmente personas que dieron sus datos para recibir subsidios para el campo o becas. En un caso especial, un policía con salario de 6,000 pesos mensuales aparece como el gran dueño de una empresa que recibió cerca de un millón de pesos para surtir de concreto a la Sedena. El policía asegura que jamás ha tenido empresas a su nombre. Lo mismo sucede con campesinos en situación de pobreza que solamente dieron sus datos para obtener apoyos de Sagarpa.
Por lo tanto, el aeropuerto de Texcoco también forma parte de la corrupción estructural que caracteriza al sexenio de Peña Nieto. Los contratos irregulares, el uso de empresas fantasma y la adjudicación directa también manchan a uno de los proyectos transexenales más corruptos en la historia del país. Además de estos datos, faltan miles de millones de pesos que fueron entregados para los primeros avances del aeropuerto extinto.
Con información de El Universal.