El cártel de la obesidad infantil mexicana fue operado por el PAN
Para entender los altos índices de obesidad y diabetes infantil en México es necesario remontarnos al sexenio de Felipe Calderón. En ese tiempo, un gobierno que se anunciaba como generador de empleos y pacificador entregaría millones de pesos y oportunidades a empresas internacionales ligadas a la azúcar. La responsabilidad la comparten dos personajes panistas: Calderón y su secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota.
Mota permitió que en las escuelas mexicanas entrara y se distribuyera abiertamente millones de litros de refresco azucarado. Dos empresas se beneficiaron con estos acuerdos: Coca-Cola y PepsiCo, los dos titanes de la industria de bebidas azucaradas en México. Lo cierto es que este ingreso que aumentaría sus ventas se disfrazó de programa social bajo el nombre “Vive Saludable”, para beneficiar a Pepsi y “Movimiento Bienestar”, para apoyar a Coca-Cola.
“El programa beneficiará a más de un millón de niños de 3 mil escuelas públicas del país. Vive Saludable Escuelas busca que los niños tomen conciencia sobre la importancia de alimentarse correctamente y realizar actividad física”, mencionó un boletín de Pepsi. Estos acuerdos comerciales disfrazados de programas sociales beneficiaron infinitamente a las refresqueras internacionales.
¿Cuántas cucharadas de azúcar contienen los refrescos que consumes día a día? El consumo de 1 bebida azucarada al día aumenta tu probabilidad de padecer diabetes tipo 2, en un 26%. pic.twitter.com/miCVamnqzO
— Poder del Consumidor (@elpoderdelc) January 19, 2018
La intención de estos programas era el de incentivar a los niños mexicanos de ese entonces para que aprovecharan mejor su rendimiento físico a través del ejercicio. La intención era la de aminorar los estudios de la época que alertaban sobre los tremends peligros del consumo de bebidas y refrescos azucarados en la niñez. Para ese entonces, Josefina dejó en claro que la mejor solución era concientizar a los niños en lugar de alejar estos productos de las escuelas mexicanas.
Como resultado, a partir del 2008 en México la diabetes infantil empezó a figurar dentro de las enfermedades responsables del 50% de muertes en menores de edad. Pero el acercamiento con Pepsi era un tema meramente presidencial. El lanzamiento de “Vive Saludable” se llevó a cabo después de una reunión entre Felipe Calderón e Indra K. Nooyi (entonces directora de Pepsi), John Compton, además de varios funcionarios locales de PepsiCo Internacional México.
Los #Refrescos y bebidas endulzantes de los niños contienen mucha azúcar y no son nutritivos. Fomenta en tus pequeños el hábito de beber #Agua #Cuídalos @alberto_peredo pic.twitter.com/GqJ42h8UTo
— Issemym (@Issemym) May 22, 2018
La idea de este acuerdo, según los boletines oficiales de la presidencia de Calderón, era mantener más “inversiones en tecnología, innovación, líneas de producción y plantas, así como llevar a cabo proyectos sustentables, que contribuyan al crecimiento económico nacional y al bienestar de los mexicanos”. Lo cierto es que se abrió paso a que los niños mexicanos tuvieran refrescos altos en azúcar en sus escuelas, algo que afectó su salud durante años.
Esto fomentó la creación de un cártel empresarial que se dedicaría a llenar de azúcar y grasa el cuerpo de millones de mexicanos menores de edad. Desde ese momento, las escuelas públicas en México empezaron a fungir como abastecedoras de refrescos y postres.
Cuando en 2010 se empezó a regular la venta de refrescos en las escuelas mexicanas, el Consejo Coordinador Empresarial, que hoy dice preocuparse por el futuro de México, reclamó el ataque a las empresas refresqueras, alegando que generaban empleos y que la obesidad no se reducía quitando a las bebidas con azúcar, más bien era responsabilidad del gobierno el motivar a los niños a que hicieran ejercicio y llevaran una educación nutricional.
#TipSaludable Se debe disminuir el consumo de azúcar: Limitar el consumo de bebidas refrescantes azucaradas como lo son los refrescos y jugos industrializados. pic.twitter.com/iUMqPL4ouc
— SaludJalisco (@saludjalisco) May 29, 2018
La industria de la minichatarra
Con los años, era inminente que se empezara a regular el nivel de azúcar en las bebidas permitidas para su venta en escuelas mexicanas. Se estableció que “un producto no podría tener más de 265 calorías por 100 gramos para entrar en las escuelas”. Esta era la famosa densidad calórica que pretendía alejar a ciertos productos de la niñez mexicana, pero que generó la creación de nuevos productos azucarados en versión miniatura.
En lugar de que se regulara para sacar a las refresqueras de las escuelas, el gobierno simplemente recortaba las cantidad permitidas de azúcar y listo. Con la creación de pasteles minis y refrescos más pequeños, los niños seguían consumiendo endulzantes de la misma manera: si no les bastaba un producto pequeño, compraban dos. Por lo que no solucionó nada y dejó fuera la intención de vender alimentos y bebidas naturales o saludables. A la par, varias empresas estaban ganando millones.
Para la presidencia de Enrique Peña Nieto, partidos como Acción Nacional y el PRI buscaron reducir un impuesto a las bebidas azucaradas que sacudió a las refresqueras. Se cobró un 10% de impuestos a estas bebidas y las mancuernas entre empresarios y políticos empezaron a generar presión en las cámaras legislativas. Una búsqueda por reducir este impuesto dejó en claro que en México se operaba con dobles intereses: había políticos con alianzas empresariales y viceversa.
Mira toda la información en las páginas 36 a 39 de esta investigación de El Poder del Consumidor.