Van más de 500 casos de niños abusados por sacerdotes mexicanos
En México el abuso sexual de sacerdotes contra menores de edad continúa siendo un tema tabú, en el que en la mayoría de los casos las instituciones clericales actúan para bloquear el correcto desempeño de las autoridades y la impartición de justicia para las víctimas.
La Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual de Sacerdotes, que encabeza el abogado Joaquín Aguilar, asegura que desde los años ochenta tiene registrados, al menos, 544 casos de menores de edad que han sufrido este tipo de abusos.
Aunque para algunos la cifra podría parece “baja”, los números revelan que muchos de los casos quedan encarpetados o muchas veces las víctimas no denuncian o simplemente las autoridades desestiman sus declaraciones.
El papel encubridor de la Iglesia
En la mayoría de los casos, cuando los familiares del menor abusado denuncian a los sacerdotes, las autoridades eclesiásticas dudan o simplemente desestiman los dichos de las víctimas, por lo que muchos casos quedan en el olvido o son desestimados.
Un caso ejemplar por sus consecuencias recientes fue el de quien fuera arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, quien fue acusado por movimientos ciudadanos oaxaqueños de proteger al exsacerdote Gerardo Silvestre Hernández, condenado a 16 años de prisión por haber abusado de más de 100 niños indígenas.
Este caso se hizo público en 2009, cuando un grupo de religiosos llevó a la archidiócesis de Oaxaca las denuncias de abusos sexuales presuntamente cometidos por el cura Hernández contra diversos niños de comunidades indígenas donde en aquel entonces trabajaba. De acuerdo con los religiosos que destaparon lo ocurrido, Chávez Botello fue omiso ante los relatos. Más allá de esto, inició un juicio canónico para castigar los denunciantes.
En 2016 el sacerdote Apolonio Merino señaló a Chávez Botello de «hostigamiento, amenaza y persecución» por haber cumplido con «el deber de un clérigo» y haberse «atrevido a escuchar a las víctimas» de pederastia «y conducirlas a las instancias correspondientes para que se aplicara justicia».
Luego de casi 10 años de señalamientos y denuncias ciudadanas, en enero de este 2018, Chávez Botello continuó rechazando las acusaciones de encubrimiento. Afirmó en un comunicado que las investigaciones civiles no comprobaron “ninguna violación de Silvestre Hernández y en un solo caso, el delito fue encuadrado por la autoridad ministerial bajo el tipo penal de corrupción de menores”. Además, el antiguo arzobispo dijo que no hubo persecución contra los curas que denunciaron por primera vez el caso.
Finalmente, en febrero de este año, el papa Francisco terminó con las especulaciones al remover a Chávez Botello y nombró a Pedro Vázquez Villalobos como nuevo arzobispo de Oaxaca, haciendo valer los reclamos de una sociedad cansada de los abusos clericales.