2019 fue el año más deprimente en la historia del PRI
Los tricolores nunca habían tenido una crisis financiera y de popularidad tan grande. Atrás quedaron esas décadas doradas, cuando el partido era siempre el vencedor en las presidenciales y tenían mayoría clara en el congreso mexicano. A partir de los ochentas el PRI empezó a ver cómo otros partidos ganaban puestos clave, hasta que llegó el día en que lo perdieron todo.
Las elecciones del 2018 fueron letales para el partido tricolor. No solamente perdieron la presidencial, sino que no ganaron prácticamente ningún cargo importante en el congreso y mucho menos en las gubernaturas vacantes. Nunca antes el priismo había perdido tanto en un solo domingo de urnas. Como respuesta, el partido tricolor prometió que renacería.
Los esfuerzos de Claudia Massieu y Alejandro Moreno no han bastado. Ambos líderes prometieron reestructurar al partido, sumar millones de militantes y limpiar de corrupción a la fuerza política más antigua de México. Pero no solo no han sumado nuevos simpatizantes, en las elecciones locales del 2019 no ganaron ninguna vacante importante y su registro en algunos estados se debilita.
Buena parte de los problemas del partido derivan del sexenio de Enrique Peña Nieto. El expresidente se encuentra autoexiliado fuera del país, debido a las constantes acusaciones de corrupción en México. Además, la justicia mexicana ya mantiene en prisión a Rosario Robles, la gran administradora de los programas sociales del peñismo. Mientras tanto, priistas como Emilio Lozoya, César Duarte y Romero Deschamps con ya prófugos de la justicia.
El partido intenta conquistar a los votantes en el 2021, pero aún arrastran una crisis financiera inédita y el polémico caso Chihuahua (en donde el gobierno peñista se alió con un gobernador del partido para desviar millones a campañas para favorecer a sus candidatos). Pero también décadas de abuso y distanciamiento con la sociedad los mantiene a punto de ser uno de los nuevos partidos chicos de México.