Siete militares volverán a prisión por la masacre en Tlatlaya

Se trata de uno de los episodios de violencia más notorios en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Con la guerra antidrogas en su máxima capacidad, una noche de julio del 2014 varios elementos de las fuerzas armadas entraron a una bodega en el Estado de México para detener a decenas de personas. Pero no bastó con la detención, después de un fuego cruzado y con varias personas rendidas, se ejecutó a varios sobrevivientes. 

Estos militares ya había sido detenidos y acusados de modificar la escena del crimen para evadir las acusaciones de uso excesivo de la fuerza. En su momento, la verdad histórica los posicionó como héroes ante un fuerte ataque por parte de elementos del crimen organizado. Fueron liberados en ese entonces, pero hoy la acumulación de testimonios y evidencias resuena en un país cargado de violencia y abusos de autoridad. 

Resultado de la guerra de Calderón

Una testigo clave informó cómo es que los militares ya tenían a las personas de rodillas y con los brazos sujetando sus cabezas. A pesar de estar desarmados y que todo apuntara a seguir el protocolo (llevarlos ante las autoridades judiciales para iniciar procesos en su contra), los detenidos fueron asesinados por un claro “ejercicio indebido del servicio público”. 

La reaprehensión levanta la polémica justo en el momento en que los marinos regresarán a sus puertos, todo esto como parte de un proceso de culminación de la guerra contra el narcotráfico. Esta acción bélica fue iniciada por Felipe Calderón en 2012 como excusa para justificar su gobierno, insertando a los mexicanos en un clima de violencia e inseguridad que parece difícil de eliminar. 

Los militares detenidos estarían siendo acusados de asesinato a sangre fría ante civiles rendidos. En 2016 fueron liberados por errores de los abogados y ahora parece ser que el caso de nuevo será investigado a fondo. Esto forma parte de una promesa del gobierno mexicano para entender qué pasó realmente en casos polémicos de la era PRI, como Ayotzinapa, Apatzingán y, claramente, Tlatlaya. 

Testigos clave reabren el caso

Las testigos clave del caso son custodiadas día y noche por elementos de seguridad. Su testimonio ha sido la pieza clave para desenredar las horas confusas de esa madrugada de 2014, en donde la hija de una de ellas (de apenas catorce años) fue asesinada por las balas de los militares. Tlatlaya dejó ver que la salida de los militares a las calles de México era una estrategia que ponía en riesgo los derechos humanos de los ciudadanos. 

Las acusaciones de abuso de poder, tortura, secuestro, amenazas y violación por parte de algunos elementos de las fuerzas armadas ascendieron drásticamente desde el inicio de la guerra. Para detener estos escenarios, el gobierno de López Obrador ha creado una fuerza bélica especial, la guardia nacional, encargada de suplir las labores de la policía federal, militares y marinos en la guerra antidrogas. 

Con información de El País.