El PRI piensa aliarse con quien sea para ganar algo en 2021
La temporada de vacas flacas ha llegado al partido más antiguo de México. El PRI está en una crisis electoral que parece nunca pronosticaron, después de haber recuperado la presidencial en 2012. Es por eso para las nuevas elecciones intermedias será necesario lidiar con la crisis de popularidad aliándose con quien sea (incluso sus grandes enemigos).
El 2021 se acerca y parece ser que la gran disputa por el voto mexicano la va a acaparar Morena y el PAN. Los izquierdistas y conservadores ya preparan todo para apoderarse de la mayoría en las cámaras legislativas, sin pensar en el PRI como un rival a considerar. Buena parte de esta mala imagen la tiene la era Peña Nieto, pero también sus gobernadores.
Pueden perder el registro en 2021
El PRI sabe que el 2021 será el año clave para renacer o terminar aún más heridos. Pasaron de controlar al país durante décadas a perderlo todo en el 2018. A pesar de su nuevo presidente (que ya acumula acusaciones de enriquecimiento ilícito), el priismo no ha sabido venderse como oposición al obradorismo.
Y es que el PRI nunca ha tenido que ser partido opositor, por lo que el tiempo corre y la estrategia simplemente no aparece. Ahora se consideran alianzas con el PAN, -una tendencia regular en los últimos años-, además de acercarse a Movimiento Ciudadano o partidos locales para sumar simpatías. Lo cierto es que el PRI demostró con Antonio Meade que no pueden avanzar mucho en soledad, los escándalos los tienen acorralados.
La gente no olvida la era Peña
Mientras la justicia busca a Emilio Lozoya en todo el planeta, Rosario Robles sigue en prisión y Enrique Peña Nieto se niega a vivir en el país, el priismo parece no tener rostros de confianza para el 2021. Desde que Alejandro Moreno llegó a la presidencial del tricolor, las cosas no han cambiado en absoluto: no se ha expulsado del partido a los peñistas de alto calibre y a lo mucho se han ofrecido clases de zumba para nuevos militantes.
Es por eso que será difícil ver al PRI lanzándose en soledad por cargos de peso en las elecciones intermedias. Pero el otro problema es que los partidos restantes no ven buenas opciones en una alianza con los priistas, saben de su mala imagen y no quieren esa carga encima. Por lo que las alianzas con otras fuerzas políticas llegarán desde los estados, en donde quedarán vacantes claves para gobernador.