Ya hay más vaquitas marinas que perredistas en el mundo
El partido que estuviera a muy poco de ganar la presidencia en 2006 está prácticamente muerto. El sol azteca ya perdió a sus figuras de peso e incluso los grandes perdedores de la elección 2018 han saltado del barco. Alejandra Barrales y Juan Zepeda perdieron elecciones clave: una ante Morena y el otro ante el PRI, por lo que no hay nombres de peso dentro del partido.
Al parecer dentro del PRD solamente queda Miguel Ángel Mancera, el único elementos amarillo que aún se siente orgulloso de pertenecer al partido que lo llevó al poder capitalino hace un sexenio. En su puesto clave en la cámara alta, Mancera ya negocia para atraer al sol azteca a elementos manchados por la polémica en otras fuerzas políticas. Esto pareciera una labor suicida, ya que no parece nadie en el país dispuesto a ingresar en el PRD.
¿Quadri como nuevo líder?
Los otros elementos del partido amarillo se han hincado rápido ante la creación de Futuro 21. Esta intención de fuerza política pretende alinear a personajes tan diversos como Gabriel Quadri (quien fracasara en el intento por ser presidente), José Narro (quien fracasara en el intento por ser presidente del PRI), Purificación Carpinteyro (quien fracasara en su intento por ser jefa de gobierno) y los “chuchos”, Jesús Ortega y Jesús Zambrano.
Con esto queda claro que el PRD tiene cerca su fecha de caducidad. No hay manera de que un partido que se hiciera con gran poder en el centro de México pueda convencer de nuevo a sus votantes de antaño (sobretodo porque muchos de ellos se fueron a Morena en 2014). Con un historial de victorias y gobiernos polémicos, el perredismo capitalino es el primero en quebrar: deudas millonarias, edificios vacíos y pleitos internos.
Solo tienen un gobernador
Actualmente el PRD solamente cuenta con un gobernador, el michoacano Silvano Aureoles. Este personaje podría ser el último perredista de renombre en el tablero político mexicano. Recordemos que Graco Ramírez ya enfrenta varias investigaciones por corrupción y desvío de recursos en Morelos, un hecho que mancha aún más la imagen del partido.
Con este historial, no se ve ni un solo personaje fresco que pueda salvarlos (en su momento se apostó por Juan Zepeda y su popularidad sorpresa en el Estado de México, basada en una imagen de estrella de rock con corbata). Ahora que los perredistas huyen en masa a Movimiento Ciudadano o Morena, nadie cuenta con la popularidad para salvar a un partido que creció como la gran promesa de la izquierda mexicana. Lo que viene es Futuro 21, una mezcla de actores secundarios.