Panistas quieren la expulsión de Marko Cortés y el regreso de Calderón
No han pasado muchos meses y el michoacano conservador ha dejado ver una falta de proyecto para hacer del panismo el gran partido opositor. Después de la desastrosa derrota del partido azul en julio pasado, la llegada de Marko Cortés a Acción Nacional ha estado llena de atropellos, acusaciones y división interna. Con todo esto en mente, los gobernadores panistas ya empiezan a planear nuevos escenarios.
Una de las cartas que se ha mencionado dentro del partido conservador es el retorno de Felipe Calderón al tablero panista. Los azules saben que el expresidente michoacano tiene bastante poder en los círculos críticos al obradorismo.
El propio presidente del país se ha lanzado de lleno en contra del abogado y político conservador, lo que hace de Calderón un jugador clave para unir una oposición sólida (algo que Cortés no ha logrado).
La intención es buscar una nueva cabeza para un partido que hace tiempo que la perdió. Recordemos que Ricardo Anaya fue la guadaña que recortó la estabilidad interna del partido que gobernó al país por doce años. Después de la derrota presidencial del queretano, todos querían reestructurar al PAN, pero la fuerza de Marko Cortés en el congreso lo hizo un presidente acostumbrado a la condena y el reclamo.
Lo cierto es que la militancia panista se ha hecho cada vez más reacia a los cambios estructurales de López Obrador y sus aliados morenistas en las cámaras legislativas. El voto conservador y católico aún espera a un perfil ideal y conciso que pueda dar batalla al gobierno guinda que apenas arranca su quinto mes de actividades.
La idea de que Felipe Calderón regrese al panismo llega justo cuando está sufriendo para crear su propio partido.
La crisis Zavala-Calderón
Margarita Zavala tuvo que renunciar a la candidatura presidencial por falta de fondos y al poco tiempo su esposo renunció al partido que lo llevó al poder. El matrimonio católico sabe que el voto ultraderecha ha funcionado bien en Brasil, Colombia, Argentina, Estados Unidos y Bolivia, por lo que buscan generar la gran oposición para las elecciones presidenciales del 2024.
Pero muy poca gente quiere ser militante de la posible nueva fuerza política de los Zavala-Calderón, por lo que la idea de que el michoacano regrese a presidir al panismo suena tentadora.
Detrás de esta decisión están en juego muchos factores. Calderón dejó el panismo alegando un quiebre total de la militancia y la disputa de varios grupos como el morenovallismo (que terminó de forma letal) y los aliados del PRI, que poco hicieron por marcar la diferencia en el sexenio peñista. Su posible regreso al panismo podría reagrupar los batallones panistas para las próximas elecciones.
PAN puede perder estados clave
Recordemos que la falta de unidad mantiene al PAN cerca de perder dos plazas importantes: Baja California y Puebla. En ambas, el partido católica está siendo rebasado fácilmente por sus enemigos izquierdistas de Morena. Los gobernadores, una fuerza que se resiste a seguir ciegamente a Marko Cortés, están poco a poco delineando estrategias para tener a un panista más apto en un puesto clave para la oposición al obradorismo.
Como si se tratara de un episodio de Game of Thrones, Calderón aún puede rescatar al ejército de panistas que huyeron después del desastre creado por Ricardo Anaya. El éxodo masivo aún no encuentra casa y vaga buscando un gran candidato de ultraderecha para resistir a los cambios drásticos de la cuarta transformación. Es justo ahí en donde Calderón podría abrir las puertas a todos los que abandonaron el barco antes y después de la desgracia.
Hasta el momento, el michoacano creador de la guerra antidrogas continúa sumando esfuerzos con su esposa para crear su propio partido político.
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