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Las monjas también han sido violadas por sacerdotes católicos

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La iglesia guarda una innumerable cantidad de escándalos de todo tipo, sin embargo, han resonando en tiempos recientes, los abusos que miles de menores han sufrido a manos del sacerdocio católico. Sin embargo, y casi de forma inadvertida, la prensa parece haber pasado de largo otra dolorosa verdad: las monjas también sufren de abusos por parte de los sacerdotes.

El fin del silencio para las monjas.

Los abusos fueron dados a conocer a través de la publicación «Mujeres Iglesia Mundo» que se distribuye al mismo tiempo que el Periódico del Vaticano. En el reportaje, se narran diversos sucesos que las monjas vivieron a manos de sacerdotes católicos. Después de décadas de reclamos y peticiones para que estos hechos fueran dados a conocer, por fin, el Vaticano accedió a hablar sobre lo que sucede.

Lucetta Scaraffia es la autora del artículo en el que se denuncian los abusos de los sacerdotes. Desde su apartamento en la capital de Italia, Roma, Scaraffia narra con lujo de detalle lo que cientos, sino es que miles de mujeres han tenido que soportar a manos del sacerdocio. «Por fin, ahora muchas mujeres tendrán el valor de hablar sobre el tema y denunciar a sus abusadores.»

El Papa fue cuestionado al momento de subirse al avión papal sobre lo que Scaraffia publicó en su artículo. Lo que llamó la atención fue la descripción un tanto dramática, un tanto imprecisa por parte del vaticano, dónde se etiqueto a lo que sucede en la organización religiosa como «esclavitud sexual». Es decir, el Papa no sólo se refirió a un acto forzado, sino a toda una trama de esclavitud sexual y manipulación dentro de sus filas.

Sin embargo, a pesar de que las monjas sintieron alivio al saber que el Vaticano ha fijado su atención en los sucesos, destacaron que esto se trata de algo que ha estado viniendo sucediendo durante años e incluso, es algo que está sucediendo aún. «Sigue ocurriendo porque no desaparece una vez que te percatas de su existencia». Scaraffia llamó a la iglesia a emprender acciones al respecto más que simples declaraciones.

El Papa Francisco intentó minimizar la responsabilidad del pontífice anterior, Benedicto XVI, al decir que tomó medidas estrictas al respecto, sin embargo, también señaló que no pudo hacer mucho. En su momento, cuando era cardenal, Joseph Ratzinger emprendió sus acciones contra la orden que fue cómplice de los abusos. A pesar de los esfuerzos, Ratzinger dijo haber sido derrotado y pidió no profundizar más en el asunto.

Lo mencionado por Francisco parece señalar que la justicia en la iglesia es todo menos pronta y expedita. Aseguró que desde el momento que Benedicto tomó el cargo como monarca de la iglesia, pidió que, a la brevedad, los archivos relacionados al abuso sexual le fueran entregados para empezar a trabajar al respecto. Sin embargo, esto contradice la autoridad absoluta del Papa en la iglesia, pues este funge como un monarca totalitario dentro de la misma.

«Me pregunto a qué se refiere con que llevan mucho tiempo haciendo frente al problema, porque no sabemos cuáles son las medidas a las que se refiere». Así lo señaló Zuzanna Filowska, gerente general de Voices of Faith, una agrupación religiosa que busca ampliar el espacio que tienen las mujeres dentro de la jerarquía católica, predominantemente dominada por hombres.

«Estamos un poco decepcionadas de que deban ser los medios los que pongan presión en la Iglesia y en el Papa para que ofrezcan comentarios.»

(Peru 21) Existen contradicciones en las declaraciones del papa respecto a las acciones emprendidas por su antecesor, Benedicto XVI.

Un problema estructural.

Especialistas en el tema apuntan a que es la misma estructura de la iglesia y la falta de medidas para evitar los abusos, lo que ha fomentado su esparcimiento en toda la estructura. Por ejemplo, la exdirectora del Centro de Protección de Menores de la Pontificia Universidad Georgiana de la Iglesia, Karljin Demasure, apunta a que no hay siquiera datos para cuantificar la magnitud del problema, más sí se señala como algo común, algo que es prácticamente cotidiano.

«No es algo excepcional».


Demasure menciona que los abusos usualmente se dan cuándo existe una relación de guía espiritual por parte del sacerdote. Es en aquel momento que el sacerdote establece un vínculo emocional con la víctima, que, a lo largo del tiempo, puede derivar en el abuso sexual. La experta apunta a que este tipo de patrones han sido observados en los abusos hacia menores.

Apunta a que este tipo de abusos son especialmente comunes en países y regiones sumamente pobres como la India y África. La Iglesia ha buscado desprenderse de las acusaciones al señalar los problemas como una mera cuestión de diferencias culturales. Demasure apunta a que los sacerdotes suelen pedir favores sexuales a cambio de su manutención económica. A esto se suman las tradiciones de servilismo para la mujer, muchas veces comunes en esas regiones.

A pesar de todo, Scaraffia parece estar de acuerdo con el Papa al referirse a las tradiciones clericales como uno de los principales problemas en esta situación. Esto genera, una sensación en los curas que los hace creer que tienen una autoridad superior, imposible de no acatar, los hace creer que sus feligreses tienen la obligación de hacer cualquier cosa que pidan. Esta situación tiende a empeorarse en los países en desarrollo, dónde los curas creen estar en una posición aún más alto.

Demasure hizo énfasis como parte del problema a las Madres Superioras, quienes en su afán de proteger la reputación de la iglesia, han acallado años de abusos a sus subordinadas. Es una situación similar a la de los obispos con los sacerdotes pedófilos, señaló. «Me temo que es una situación similar.»

(Puebla Hoy) Expertos apuntan a que el problema surge a raíz de una ficticia postura de poder que toman los sacerdotes respecto a las monjas.

Una situación de décadas.

Los primeros indicios del reporte de estas actitudes datan de la década de los 90s. El primer caso fue el de la hermana Maura O’Donohue de 1994, quien envió al Vaticano, una encuesta plurianual dónde se detallaban los abusos a monjas. Destacaba especialmente el caso de África, dónde las monjas eran consideradas acompañantes sexuales de los curas, quienes temían infectarse de VIH en esa región. Cabe destacar que los curas deben abstenerse de cualquier acto sexual, por el celibato.

Un informe de 1998 señaló que en África «el acoso sexual e incluso la violación de las hermanas a manos de los curas y obispos es una situación presuntamente común.»  Cuando los obispos africanos se hicieron con la información, la desestimaron y la tacharon de «desleal».

Decenas de denuncias privadas fueron recopiladas en un artículo publicado en el periódico católico The National Catholic Reporter hace casi 18 años en el 2001. En el artículo se indicaba que cuando menos 29 monjas habían quedado embarazadas después de tener relaciones con sacerdotes, en una sola orden. Muchos de estos embarazos terminaron en abortos, en una situación casi irónica para la iglesia, que durante años ha atacado esta práctica e incluso la ha calificado como «asesinato».

Sin embargo, el problema persiste.

Uno de los casos más recientes es el del reverendo Anthony Musaala, un sacerdote establecido en Kampala, la capital de Uganda, quien tuvo que ser suspendido y obligado a disculparse. ¿La razón? Haber llamado la atención a sus colegas por sostener relaciones sexuales con mujeres, entre las que se contaban varias monjas.

Una situación similar se dio en la India, dónde el obispo Franco Mulakkal de Jalahandhar enfrenta cargos por violación tras haber sostenido relaciones sexuales repetidamente con la Madre Superiora de su congregación. Mulakkal ha negado dichas acusaciones, a pesar de que más de 80 monjas firmaron en julio pasado una carta en la que se exigía su renuncia de su cargo en el trabajo pastoral.

Scaraffia asevera que la situación no es algo que sólo se de en el tercer mundo, sino es algo generalizado.

No solo en el tercer mundo. Se da por todas partes. Sucede en Europa.

(Gulf News) Franco Mulakkal fue acusado de violación tras haber abusado en repetidas ocasiones de la Madre Superiora de su orden.

Las monjas alzan la voz ante los abusos.

La periodista de The Associated Press, Nicole Winfield, quien fuera la encargada de cuestionar al sumo pontífice antes de abordar su avión sobre los casos de abuso sexual a monjas, ha documentado casos de abuso en cuando menos cuatro continentes.

En noviembre pasado la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), quien se encarga de representar a las órdenes religiosas de mujeres alrededor del mundo, emitió un comunicado extraordinario en el que instaba a las monjas abusadas a manifestarlo y reportarlo tanto a la iglesia como a las autoridades de su país.

«Si la UISG recibe un informe de abuso, estaremos presentes para escuchar.»

«Condenamos a las personas que apoyan la cultura del silencio y el secretismo, a menudo bajo el disfraz de ‘protección’ de la reputación de una institución, o que la nombran parte de la cultura de cada uno.»

El diciembre pasado el Vaticano inició investigaciones a las Hermanas del Buen Samaritano, una pequeña orden de mujeres en Chile, después de que la televisión de dicho país revelara que varias monjas habían sido expulsadas tras denunciar el abuso sexual por parte de los curas así como maltratos por parte de su Madre Superiora.

Scaraffia concluyó mencionando que se preparaba para su siguiente entrevista y dijo que se sentía motivada y confiada después de que el Papa prestara atención al problema.

«Esto es seguramente es el primer paso.»

(The New Yorker) Lucetta Scaraffia dice sentirse motivada y espera que sus denuncias sean el primer paso de algo más grande en la Iglesia.