Los retos a los que se enfrentan los migrantes en la frontera
Los migrantes que intentan cruzar a los Estados Unidos se han tenido que enfrentar a infinidad de problemas, la desilusión, el rechazo y las condiciones inhumanas. El recrudecimiento de las políticas migratorias de los Estados Unidos y la constante llegada de migrantes están a punto de sobre saturar las ciudades fronterizas de México. A esto se suma, que el 15 de enero podría llegar una nueva caravana migrante a México, complicando aún más la situación.
En un reportaje realizado por El País, se pudo constatar la situación que se vive en diferentes ciudades del norte del país en la frontera con los Estados Unidos. San Luis Río Colorado, Mexicali y Tijuana, se encuentran saturadas de migrantes y la situación no tiene pintas de mejorar.
San Luis Río Colorado; huyendo de la violencia.
Reina Espinosa, hondureña de 32 años llegó a San Luis Río Colorado en su intento por cruzar la frontera hacia los Estados Unidos. Su única intención es abandonar honduras, huyendo de las pandillas que azotan a los países centroamericanos. Acompañada de una amiga y su hija, hace tres semanas que espera su oportunidad para llegar al vecino del norte.
A Reina la acompañan más de 200 personas compuestas principalmente por guatemaltecos, hondureños, cubanos y mexicanos. Todos provienen de las regiones más pobres y azotadas por el crimen del país y Centroamérica. Día con día, apenas seis o siete migrantes son admitidos en los Estados Unidos. El muro se encuentra cubierto de alambre de púas y la situación migratoria en los Estados Unidos se recrudece día con día.
La situación en suelo mexicano no es mucho mejor. Fueron segregados en el cruce fronterizo a fin de no ser confundidos con aquellos que cruzan a diario a los Estados Unidos. Ante esto, armaron un campamento con lonas y colchonetas para dormir y resguardarse del frío. 60 de ellos fueron trasladados a un albergue, se resistían a ir, tenían miedo de ser saltados en la lista para cruzar que habían improvisado.
El albergue a dónde fueron trasladados, es el mismo dónde 30 migrantes fueron hospedados tras intentar cruzar el Río Colorado y por poco mueren congelados. En 15 de enero podría llegar otra caravana migrante a la frontera, y estiman que la localidad podría desbordarse.
Eunice Rendón de Agenda Migrante dice que las ciudades no podrían aguantar más gente, se desbordarían y se están desbordando por una cantidad aún no cuantificada de población flotante.
Mexicali; sueños rotos.
En Mexicali, la considerada capital del calor a nivel mundial durante el verano también sufre con la sobresaturación. La Posada del Migrante recibe a 370 miembros de la caravana, 176 de ellos, mexicanos; los 30 cuartos, llenos. Altagracia Tamayo, dueña del albergue dice que le ha sido difícil conseguir alimentos, todo escasea, dice.
Todo el que quiera quedarse debe ser útil, buscar trabajo y regularizar su situación en México.
Entre lágrimas narra cómo varios mexicanos como ella, se han negado a ayudar a los migrantes, ayudar en su albergue. Dice que esto ha sido gracias a la mala imagen que han dado unos pocos, que terminaron por afectar la imagen de todos en un conjunto.
Edwin Hernández, alojado con Altagracia, sigue sus reglas al pie de la letra. Salió de su natal Honduras en busca de adrenalina, quería saber que se sentía al subirse a La Bestia, está arrepentido. El tren que transporta migrantes y carga desde Centroamérica al norte de México, es sumamente peligroso. Ahora quiere llegar a los Estados Unidos de otra manera, quiere reencontrarse con su padre. De momento sólo quiere regularizar su estadía en el país en lo que busca cruzar.
Tengo miedo a que me detengan y perder todos mis derechos, me han dicho que me pueden caer un chingo de años de cárcel o devolverme a Honduras.
Los migrantes se han encontrado con condiciones francamente miserables. Los mexicanos desconfían de ellos y los pocos trabajos que obtienen son mal pagados y deshumanizantes. El gobierno de AMLO dice que establecerá medidas para controlar el flujo a través de la creación de empleo en el sur del país, pero los migrantes ven las políticas con incredulidad.
Ese es el caso de José Suazo que a sus 55 años y tras 20 años viviendo en los Estados Unidos decidió regresar a Honduras para trabajar en su país. Intentó trabajar en Honduras con una tienda de ropa, pero las pandillas acabaron con su negocio. En México intentó buscar trabajo y sólo le ofrecieron 200 pesos al día, unos 10 dólares; en Estados Unidos ganaba 25 dólares la hora. Rechazo el trabajo y ahora está en un albergue.
Eunice Rendón apunta que muchos no quieren esperar para cruzar la frontera y terminan recurriendo a los polleros, arriesgando su vida y su integridad.
La intención de la mayoría es ir a EE. UU., no quedarse en México. Si las restricciones son mayores, se va a volver más caro cruzar y va a ser un negocio muy jugoso para los polleros.
Un ejemplo de los riesgos que enfrentan, es el de Jacqueline, una guatemalteca de 19 años que intentó cruzar la frontera al saltar la valla en Mexicali para llegar a Calexico. Una persona la ayudó con una escalera, al llegar el personal de migración mexicano, la persona huyó y dejó a Jacqueline sola; ella no quiso saltar, tenía miedo. Enfrentará la deportación y desistió por completo de volverlo a intentar.
Tijuana; entre gas lacrimógeno y el hacinamiento.
En Tijuana la situación es aún más crítica. Hace unos días, agentes migratorios de los Estados Unidos lanzaron gas lacrimógeno a migrantes que intentaban cruzar la frontera, es la segunda vez que esto pasa. Activistas del BAMN o By Any Means Necessary (Por Cualquier Medio Necesario) fueron los que ayudaron a los migrantes a cruzar, sólo para encontrarse de frente al muro humano de la administración Trump.
Más de mil centroamericanos se encuentran albergados en El Barretal, un enorme albergue a 20 minutos del centro de Tijuana. Varios más se alojan en viviendas de personas que se han ofrecido a apoyar. El resto, desperdigado por la ciudad en los diversos albergues que hay. Tijuana es la ciudad migrante de México, una ciudad construida pedazo a pedazo por distintas nacionalidad, países y necesidades, una ciudad de muchas patrias.
El fin de semana pasado, autoridades mexicanas desalojaron un albergue clandestino dónde se encontraban 150 migrantes. Estos son usualmente constituidos por vecinos en bodegas vacías dónde se quedan los migrantes de forma temporal. Las autoridades argumentaron su desalojo por supuestas condiciones de insalubridad y posible esparcimiento de enfermedades. Los ahora ex residentes del albergue dicen que fue un simple acto de racismo. Para ejemplo, el alcalde de Tijuana, Juan Manuel Gastelum, llegó a expresarse de los migrantes como «una bola de vagos y marihuanos».