Hay al menos dos tipos de huachicoleros en México: pobladores y narcos
La ordeña de ductos de la gran petrolera mexicana se ha convertido en una tendencia. Durante más de dieciocho años, grupos criminales han encontrado una nueva forma de riqueza inmediata al robar combustible de Pemex, algo que ha generado nuevos grupos armados y daños económicos a la petrolera más endeudada del planeta.
Dentro del registro de personas que se dedican al huachicoleo, Pemex informa que hay al menos dos tipo de criminales relacionados con esta actividad. En principio, se habla de huachicoleros y se piensa automáticamente en personas de comunidades rurales o municipios, con sombreros, camionetas viejas y armas. Se trata de los grupos huachicoleros que han surgido en ciertos poblados mexicanos que se dedican a la venta de gasolina robado de cliente en cliente.
Este es un principio básico del huachicol, en donde una persona decide si comprar gasolina en un lugar oficial o da una vuelta por alguna comunidad de Puebla, Hidalgo o el Estado de México para comprar cada litro robado a un precio mucho más bajo. Los grupo huachicoleros en los pequeños poblados mexicanos han generado toda una industria que ha dado fortunas inmediatas a personas que anteriormente vivían en la pobreza. Estos hurtos se pueden entender desde el lado de la desigualdad económica.
El otro gran grupo de ladrones de combustible son los grupos sólidos del narcotráfico. Cárteles de gran calibre han encontrado en la ordeña de ductos petroleros una forma de vender millones de litros de combustible a empresas, fábricas o ciertas gasolineras. Células del CJNG, por ejemplo, han generado toda una organización para el saqueo masivo usando cientos de pipas de carga.
Recordemos la noticia de hace algunos años, cuando se desarticuló una red de venta ilegal de combustible mexicano a empresas texanas. En medio de estas acciones estaban varios cárteles del narcotráfico en el país. La diferencia entre los grupos huachicoleros de ciertas localidades y estos hurtos masivos y bien estructurados está en la cartera de clientes de ambos. Mientras unos venden a pequeños conductos, los otros sostienen a empresas completas.
Ambos grupos han incrementado sus ganancias drásticamente durante el sexenio de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto. Mientras los expresidentes prometían acciones sólidas en contra de los huachicoleros, desde el lado legal se iba suavizando el castigo a los ladrones de combustible. En el sexenio peñista, apenas el 11% de los detenidos en el combate al huachicol fueron procesados. El resto, a pesar de las promesas, quedaron en libertad.
El presidente Andrés Manuel López Obrador entró en funciones y a un mes de su llegada al poder arrancó una guerra en contra del huachicol. Con cierres de ductos y ataques a las estructuras financieras de estos grupos, se descubrió que buena parte de esta industria del huachicoleo se logró gracias a la complicidad de grupos políticos, exdirectores de Pemex e incluso con el visto bueno de ambos expresidentes.
En Puebla e Hidalgo es en donde más ha proliferado el saqueo a los ductos de Pemex. Gobernador por el PAN durante años, el territorio poblano registra 1,175 tomas clandestinas. En Hidalgo las cifras son similares, con 164 tomas clandestinas cada año. Se trata del estado en donde recientemente estalló una toma que terminó con la vida de 89 personas que estaban cerca del lugar. Ahí mismo en en donde más han proliferado grupos huachicoleros encabezados por lugareños.
El saqueo de ductos en poblados pequeños de Puebla o Hidalgo han generado que locales huachicoleros adquieran poder económico que compite ahora con los de grandes cárteles del narcotráfico. En pocos años el robo a Pemex ha generado que la empresa enfrente sus peores números en la historia, un robo estimado en más de 19 mil millones de pesos anuales.
A poco más de un mes de empezar el combate a esta actividad, el gobierno mexicano promete insistir hasta desarticular a los grandes y pequeños clanes de huachicoleo en México.
Con información de El Economista.