Bolsonaro le quita toda importancia a la cultura en Brasil
El gobierno brasileño continúa sorprendiendo al mundo. En su primer día de acciones como presidente, Jair Bolsonaro se lanzó en contra de los colectivos LGBT, las comunidades indígenas y el salario mínimo de millones de obreros cariocas. La política del exmilitar católico se basa en una apertura económica que privilegie a ciertos sectores empresariales, por lo que salen sobrando ciertas áreas en su presupuesto federal.
La noticia que sacudió al medio artístico el día de hoy es el tema cultural. Para los últimos gobiernos brasileños, la cultura no es un tema ni siquiera interesante. Desde que Michel Temer estaba en el poder, el ministerio de cultura desapareció, pero la presión social lo obligó a regresarlo. Ahora con Bolsonaro en el poder, el presupuesto cultural ha llegado al mínimo.
La nueva administración conservadora considera que la cultura debe tener un lugar menor al de un ministerio (algo que mantenía hasta ahora). Por lo tanto, ya se coloca a esta área al mismo nivel que el deporte y ciudadanía, dos sectores ya de por sí golpeados en los presupuestos anuales de Brasil. Para entender esta decisión se puede revisar los discursos de Jair Bolsonaro, en donde la cultura no figuró en absoluto.
Con 57 millones de votos a su favor, Bolsonaro tuvo un gran apoyo por parte de los sectores de clase media y alta brasileños. Su toma de protesta como presidente fue todo un suceso de aprobación para millones de cariocas que ven en el conservador a un héroe que terminará con la violencia y la inseguridad.
Con propuestas como aliarse con Estados Unidos para terminar la crisis en Venezuela o permitir que los brasileños tengan armas en sus hogares, parece que la cultura no tiene un espacio interesante en el gobierno de Jair Bolsonaro. Desde gobiernos anteriores el presupuesto cultural apenas toca el 1%, por lo que se han tenido que hacer alianzas con empresas privadas para que donen a proyectos culturales, algo que mantiene con vida a teatros, museos, entre otros.
La crisis cultural en Brasil ha llegado al nivel de condonar ciertos impuestos a empresas que apoyen a este sector. Todo esto como un contrapeso ante la nula apertura del gobierno brasileño a financiar más proyectos culturales (sin importar el partido en el poder). Con esto se deja ver la crisis que se mantiene en el país de la samba en cuestión de aportes culturales. Esto a pesar de ser una de las naciones más poderosas del continente americano.
Por lo tanto, Jair Bolsonaro ha decidido remover a la cultura como ministerio en un país sumido en la violencia, algo que podría repararse con buenas inversiones en el arte. Este parece ser el golpe definitivo para los artistas locales y el sector cultural, quienes ya no esperan demasiado apoyo gubernamental, mucho menos con la llegada de una presidencial de corte militar empecinada en estrategias económico-empresariales.