España cancela todas sus minas de carbón, mientras México las impulsa
El auge de la industria del carbón nos puede sonar a un tema del siglo diecinueve. Pero para este siglo veintiuno es común encontrar una gran actividad del carbón, a pesar de su daño al medio ambiente y su impacto ecológico en las zonas cercanas, y se sigue invirtiendo para su desarrollo. En varias naciones están buscando terminar con esto y España acaba de anunciar el cierre total de sus minas de carbón en el primer minuto del 2019.
Este freno a la industria corbonífera representa una convicción de la nación española por disminuir una práctica altamente contaminante. Pero debemos recalcar que no se trata de una industria altamente provechosa en España, de las actuales minas (poco más de doce) apenas se generaba energía eléctrica que ya ha sido reemplazada por importaciones de la nación española y otras del centro de latinoamérica. El medio El País informa que “esta actividad acumula alrededor del 15% de todos los gases de efecto invernadero de la economía española”.
La tendencia a cortar con el carbón como industria no es nueva. España ya se había comprometido a cerrar sus minas de carbón desde hace diez años. Claramente el proceso no es sencillo ni rápido, pero para este 2019 será una realidad total. La mayoría de este elemento era quemado para generar energía eléctrica que servía a algunas ciudades españolas como Asturias, Aragón, Castilla o León. La producción era mínima y los efectos bastante altos.
La medida del gobierno español deja ver un compromiso en conjunto con la Unión Europea, en donde se ha lanzado una petición general a los países que integran esta fuerza multinacional para terminar con la emisión de CO2, todo en un ambiente de alta contaminación empresarial que pasó desapercibido durante décadas. Las centrales de carbón ayudaron completamente a elevar estos contaminantes y actualmente existe una multa de 20 euros por cada tonelada de CO2 liberado al ambiente por parte de empresas.
La mayoría de las centrales térmicas se encuentran al norte de España, 15 de ellas apenas generan el 14% de la electricidad en el país de Enrique Iglesias. La condicón de estas centrales es poco menos que precaria. Están en constante mantenimiento, tienen buenas deudas y apenas pueden operar debido a la poca demanda de la energía que producen. Para lograr este 14%, es necesario quemar día a día cientos de toneladas de carbón contaminante.
En Europa la industria del carbón dio un cambio radical al mundo. Ahora en 2018, tan solo Alemania, España y Rumania cuentan con una industria considerable derivada de la extracción del carbón y su manipulación para crear energía (sobretodo eléctrica). Para estas otras dos naciones la fecha límite es la misma. Pero parece que algunas centrales térmicas seguirán operando, con un castigo bien definido: adiós a todo tipo de ayuda o financiamiento público.
En México resulta extraña la propuesta del presidente López Obrador de invertir con fuerza en la industria del carbón en pleno 2018. El tabasqueño ha prometido recursos fuertes para la industria petrolera y una buena parte de los billetes pueden ir a parar a la industria del carbón. Mientras en Europa la tendencia ecológica cierra minas, en otras naciones se apuesta aún más por una tecnología de hace más de cien años de novedad.