Trump define su futuro en las elecciones legislativas de los Estados Unidos
Donald Trump se someterá al escrutinio de las urnas el día de hoy. Actualmente la Cámara de Representantes de los Estados Unidos está compuesta por una mayoría republicana de 241 diputados en contraposición a los 194 del Partido Demócrata. En el Senado, el Partido Republicano tiene una mayoría reducida de 51 senadores y los demócratas ostentan 47 senadores. Durante estas elecciones se renuevan los 435 escaños de las Cámara de Representantes y 35 de los 100 senadores. De igual manera se renovarán 36 de las 50 gubernaturas del país norteamericano.
Un momento decisivo para Donald Trump.
Donald Trump se enfrenta a uno de los momentos más complicados en su mandato. La pérdida de alguna de las dos cámaras para los republicanos supondría el cortar de tajo las políticas del actual gobierno. Por otro lado, los demócratas le apuestan a las mujeres y a ser la oposición al gobierno de Trump. De ganar los demócratas supondría un duro golpe a las ambiciones de Donald Trump y de perder, estarían condenados a el olvido. El 6 de noviembre se decidirá el futuro del gobierno de Trump, la relevancia de estas elecciones es tan importante como las de 2016, es un plebiscito sobre la administración Trump.
Durante estas elecciones se está registrando una elevada participación, algunos argumentan una importante movilización por parte del Partido Demócrata como la principal razón. De acuerdo con CBS se han emitido 34.5 millones de votos anticipados, un 50% más de lo registrado en las elecciones de 2014. Los demócratas son los favoritos para adueñarse de la Cámara de Representantes más no la tendrán fácil en el Senado.
A vote for Claire McCaskill is a vote for Schumer, Pelosi, Waters, and their socialist agenda. Claire voted IN FAVOR of deadly Sanctuary Cities – she would rather protect criminal aliens than American citizens, which is why she needs to be voted out of office. Vote @HawleyMO! pic.twitter.com/tn2zsEWQJ5
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 6, 2018
Un Estados Unidos más conflictivo y cerrado al mundo.
Estados Unidos no sólo se juega la posible reelección de Trump sino también están en juego los crecientes problemas de política internacional generados por la administración Trump. La guerra comercial con China y la turbulenta renegociación del TLCAN han sido algunos episodios de la brutal política internacional. De igual manera Donal Trump ha impulsado severos recortes en los impuestos que podrían dañar la economía estadounidense en el largo plazo. A esto se suma el creciente discurso de odio contra grupos vulnerables y minoritarios como los migrantes, el colectivo LGBT, los negros y los latinos.
Sin embargo y a pesar de todo, la administración Trump ha tenido la suerte de contar con una economía estadounidense fuerte y en constante crecimiento. La situación es tal que Estados Unidos se prevé que este sea el mayor ciclo expansionista en la economía estadounidense desde que se tenga registro. Más, la línea dura contra la migración centroamericana, las amenazas al exterior y los escándalos dentro de su gobierno han opacado con justa razón los logros en materia económica.
Si quieren más caravanas y más crímenes, porque lo uno va con lo otro, voten a los demócratas; si quieren fronteras fuertes y comunidades fuertes, voten a los republicanos.
Abogan a la retórica del odio y el enfrentamiento.
El gobierno de Trump se ha lanzado a la misma retórica que aquella vista en 2016. Una retórica basada en el odio y la segregación y que aboga a los más bajos sentimientos de la nación americana. Apenas hace unos días el gobierno de los Estados Unidos anunciaba que mandaría 5 mil 200 soldados a la frontera con México, casi la misma cantidad de soldados en Irak y superior al número de soldados para combatir al Estado Islámico. A esto se añade el buscar desaparecer la ciudadanía por nacimiento. En resumen, está jugando las cartas de siempre, aquellas que ya conoce y maneja.
En definitiva, el 6 de noviembre será un día decisivo para la administración de Donald Trump y abrirá la posibilidad de que el candidato renuncia a la reelección en 2020. Sin embargo, lo anterior es bastante improbable, pero sí genera espacios de oportunidad que el Partido Demócrata podría aprovechar para posicionarse con miras a arrebatarle la presidencia a los republicanos en dos años. Ya lo veremos.