El SAT no quiere revelar información clave sobre tabacaleras extranjeras | BREAKING

El SAT no quiere revelar información clave sobre tabacaleras extranjeras

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El asunto del cobro de impuestos a ciudadanos comunes ha sido un dolor de cabeza para cualquier persona que haya emitido una factura. Mientras el sistema tributario mexicano insiste en complicar el día a día de personas que ganan menos de 50 mil pesos mensuales, a las empresas y corporaciones extranjeras se les concede una atención privilegiada. Todo esto ha llegado al punto de que el SAT no permite a la ciudadanía acceder a información sobre el pago de impuestos de tabacaleras extranjeras en nuestro país.

En un país con una alerta grave por los daños del tabaco en consumidores y personas que los rodean, la evasión fiscal puede ser una constante. Pero ante cualquier petición de información, el sistema tributario nacional insiste en que hay un “secreto fiscal” que necesitan mantener cuando se piden datos de transnacionales tabacaleras que facturan miles de millones de dólares mensuales con la venta de un producto dañino para la salud.

En México hay 15 millones de fumadores y al día mueren 110 personas por enfermedades ligadas al consumo del tabaco

Al ser empresas dedicadas a la venta de un producto regulado, se deberían de estar aplicando impuestos especiales a las tabacaleras que venden sus productos en México. Lo cierto es que en nuestro país operan dos empresas dedicadas a la venta de cigarros de renombre internacional, British American Tobacco y Philip Morris. Cuando se utilizan los mecanismos de transparencia para ver si estas han pagado a tiempo sus impuestos o si se les han aplicado multas, el SAT responde de inmediato con medidas de confidencialidad.

Esta no solamente es una forma de protección a estas empresas, también es una ilegalidad, según los avances legales en materia de transparencia. El SAT debe informar sobre los impuestos o cargos a estas empresas dedicadas al tabaco y el “secreto fiscal” es básicamente una excusa para negar información que por ley debería presentarse a quien la solicite. La protección a ciertos datos puede dar a entender algún tipo de evasión fiscal que se esté generando por parte de las tabacaleras.

En México, el tema del consumo de cigarros está afectando la salud y la economía de los mexicanos. Las tabacaleras han logrado insertar sus productos en los principales estantes de supermercados o tiendas de autoservicio en el país. Al día, los mexicanos fuman en promedio cerca de 7 cigarros y destinan unos 300 pesos en compra de cajetillas. El único avance al respecto por parte del gobierno es la colocación obligatoria de cintillos sobre los riesgos de salud a los que accede un fumador constante.

Para entender cómo funcionan estos “secretos fiscales” debemos saber que hay 93 empresas transnacionales que operan en México. Todas estas están obligadas a presentar al gobierno mexicano varios informes para asegurar la transparencia en sus cuestiones fiscales. Del total de empresas, solamente ocho han presentado su documentación a tiempo. El resto, 85 empresas en total, han logrado ampararse legalmente para evitar esta obligación. Las tabacaleras entran en este último grupo y además cuentan con la protección del SAT.

Hace ya tiempo que se dejaron de producir cigarros cien por ciento mexicanos. Incluso los famosos Faros forman parte ahora del emporio Philip Morris, que también ofrece en México las marcas Marlboro, Delicados, Benson & Hedges y Chesterfield. La otra gran empresa tabacalera con presencia en nuestro país es la British American Tobacco, responsable de marcas como Pall Mall, Lucky Strike, Kent, Montana, entre otras.

Al operar en México, estas empresas están obligadas a declarar informes sobre su actividad fiscal, pero parece que la negativa a publicar la información podría ocultar manipulación de precios de transferencia, algunos tratados por debajo para evitar tributaciones obligatorias y algunas concesiones de incentivos fiscales. Lo cierto es que en este país el tabaco no solamente daña a la salud de los mexicanos, también daña severamente a las arcas del estado.


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