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Sí es posible construir un aeropuerto sobre el agua, mira estos ejemplos

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La Ciudad de México es un territorio que se hunde, de eso no hay duda. Para prueba uno se puede pasear por el centro de la capital mexicana y ver la inclinación de su catedral metropolitana. Con esta dolencia inminente en su pasado, los esfuerzos de ingenieros y arquitectos por dotar de edificaciones a la capital más poblada del mundo son bastante ambiciosos. La prueba de fuego es un aeropuerto multimillonario en los difíciles terrenos de Texcoco.

Ese es precisamente el gran debate entre los gobiernos de Enrique Peña y López Obrador. Ambas administraciones chocan en una temática polémica: ¿puede hacerse un aeropuerto enorme en una zona clara de hundimiento? Para muestra de que se puede, está la ingeniería japonesa. Les presentamos el aeropuerto de Kansai, una maravilla de aeropuerto flotante que deja ver la capacidad del hombre por construir pistas aéreas sobre el mar.

Diseñado por el arquitecto italiano Renzo Piano, el aeropuerto de Kansai deja ver la necesidad que tenía Japón en los años noventa para descongestionar sus aeropuertos terrestres tradicionales -esta es también una de las principales misivas del nuevo aeropuerto en Texcoco, México-. La intención era crear más pistas alternas para solucionar el problema y, al ser una isla, Japón no gozaba con terrenos suficientes. Por lo tanto, el mar era no sólo una idea, sino una gran opción.

Otro gran ejemplo de que sí se puede construir un aeropuerto en terrenos inestables se encuentra en Nagoya, Japón. Este proyecto nació por las mismas necesidades del aeropuerto creado por Piano, pero además previó la cantidad de desastres naturales que azotan a la isla nipona durante el año. Creado en forma de “D” para no entorpecer el paso naturales de las corrientes de agua, el aeropuerto marítimo de Nagoya también ha sido diseñado para soportar temblores de gran magnitud. Este último es un dato que comparten la Ciudad de México y Nagoya, en donde los sismos son una constante.

El aeropuerto capitalino que pretende construirse en México pretende ser la gran construcción del sexenio de Enrique Peña Nieto. La excusa principal para crearlo siempre ha sido la saturación y poca capacidad que mantiene el aeropuerto capitalino ubicado en medio de la capital mexicana. Se pensaron varios terrenos para construirlo pero se decidió que los terrenos del lago de Texcoco eran perfectos. El problema es que el suelo del lugar es tan inestable que es imposible sembrar, fincar o hacer uso de un suelo creado justo encima de un lago antiguo desde la época previa a la conquista española.

Los ingenieros a cargo del nuevo aeropuerto en Texcoco aseguran que la tarea es difícil pero no compleja. Se pretende generar toda una estrategia de trabajo para el mantenimiento constante de las pistas y el aeropuerto en general. Su creación ha sido un tema de estado, ya que el nuevo presidente de izquierda, López Obrador, considera mejor realizar este aeropuerto en Santa Lucía, un terreno mucho más estable, aunque también con ciertas fallas.

El gran problema no es la condición del suelo en donde se construya. Para último ejemplo podemos citar a los aeropuertos japoneses de Kobe y Kitakyushu, ambos también creados en el mar y que a diario reciben miles de vuelos internacionales. Pero recordemos que estas propuestas niponas son el resultado de una falta total de espacio en Japón, ya que se trata de una isla. En el caso mexicano, el país cuenta con el terreno suficiente en tierra para continuar el proyecto.

Para el aeropuerto de Texcoco, que se está construyendo aún, se han ideado ciertas ideas para mantenerlo a flote a pesar de la inconsistencia del terreno. Pero se ha ignorado un poco un plan completo desde el inicio para hacerlo completamente funcional en una zona que siempre ha fungido como un lago. Para muestra, se pueden ver incluso máquinas de excavación totalmente absorbidas por un suelo con consistencia de pantano.