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Empresarios molestos por las reformas laborales de Morena

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Parece ser que los morenistas como mayoría legislativa están dispuestos a generar cambios trascendentes sin descanso. Después del aplastador triunfo de Morena en las elecciones del primero de julio, las bancadas guindas han aprobado el plan de austeridad propuesto por López Obrador, terminando con las pensiones presidenciales y ahora se han lanzado por reformar a los sindicatos mexicanos.

Para liderar el proyecto, el próximo presidente ha llamado a Napoleón Gómez Urritia, el hombre que liderara un importante sindicato minero en el país. Desde que se hizo con el cargo de senador plurinominal, Urrutia prometió un cambio radical en la forma en la que se manejan los sindicatos en México. Con una votación contundente a su favor, se aplicaron reformas a la ley laboral nunca antes vistas en el país. Como respuesta, los empresarios más ricos de México ya se muestran molestos.

El tema que más incomoda a los altos grupos empresariales es el convenio sobre libertad sindical en México. Los esfuerzos del partido guinda han generado que los sindicalizados puedan votar por quién quieren que sea su líder de forma periódica y secreta. Con esto, parece ser que se termina las Elba Esther y los Romero Deschamps, una fórmula que benefició más a empresarios y al gobierno que a los agremiados sindicales.

Desde la Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial ya empiezan a salir las quejas por los cambios legales que ha impuesto Morena desde la cámara alta. Todo está relacionado con el derecho de Sindicación y de Negociación Colectiva de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la ratificación del polémico convenio 98. Con esto, se otorga bastante poder a los trabajadores mexicanos sindicalizados sobre la autoridad que solamente controlaban sus dirigentes.

En palabras comunes, se ataca directamente al sindicalismo charro, la opción ideal entre gobierno, industria y líderes sindicales para someter a los trabajadores mexicanos. Hasta antes de estas reformas, un solo líder sindical podía firmar convenios de trabajo y contratos colectivos con empresas y gobiernos sin pedir la opinión de los trabajadores. Con esto, se les sometía a formar de trabajo en las que no podían opinar. Para resumir, los sindicatos no funcionaban según el voto de los obreros, sino a través de la opinión de sus líderes impuestos.

Para Aceves del Olmo, un importante empresario mexicano, estos cambios ponen en peligro la generación de empleos. Para entender su reacción es necesario ver la forma en la que han operado los altos mandos empresariales, siempre autonombrados como los grandes creadores de empleos en México, a pesar de los pésimos salarios. Para la cúpula empresarial los cambios de Morena podría generar un conflicto de leyes, sin especificar a cuáles se refieren.

La reforma laboral de Morena pone fin a ochenta años de menosprecio a los tratados internacionales de la OIT. Si bien México se encuentra dentro de ellos hace décadas, no se habían ratificado durante el eterno régimen priísta y los doce años de mandato conservador. Durante las campañas presidenciales, López Obrador se guardó el tema como propuesta para no enfurecer a los empresarios que de por sí ya estaban uniéndose en su contra.

Los líderes empresariales mexicanos aseguran que estos cambios significan de golpe dos cosas. En principio, argumentan que genera desconfianza entre los inversores extranjeros (un recurso que han usado prácticamente en cada intención que no les agrada), además de que deja ver la poca confianza con la que el nuevo gobierno ve la capacidad de ellos como pilar de la economía mexicana. Aquí se confirma la visión de que ellos se consideran personas que están rescatando a México.

A través de Luisa María Alcalde, la joven y futura secretaria del Trabajo, se han generado acuerdos con sindicatos disidentes para generar cada vez más apoyo y voto de los trabajadores mexicanos. En un país en donde el sindicalismo es sinónimo de matrimonio con el gobierno, parece ser que México por fin tendrá un poco de autonomía laboral. Recordemos que estos cambios pueden generar una de las peticiones más importantes de la sociedad mexicana: mejores sueldos.