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¿A qué le temen los hoteleros con la llegada del Tren Maya?

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Un tren turístico que una a los principales estados del sur de México es una idea que revienta en la cabeza de ciertos empresarios hoteleros. Para ellos, acostumbrados al dominio total en las playas del sur del país, la idea del Tren Maya que pretende crear el gobierno de López Obrador no es la mejor opción y ya están apostando a que no generará dinero suficiente como para contentar a sus inversores.

La idea es lanzar un tren turístico que recorra los estados clave en el sur del país. Desde Quintana Roo, pasando por Yucatán, Tabasco y otros estados, este tren pretende incrementar el turismo en una zona de México en donde generalmente no se tiene afluencia turística extranjera. Y es que Cancún recibe miles de millones de pesos en derrama económica proveniente del turismo, pero los estados cercanos no tienen la misma suerte.

Para empresarios turísticos y hoteleros como Braulio Asuaga y Alejandro Zozaya, este tren no será tan rentable como promete el gobierno de López Obrador. Los pilares de la industria hotelera han sido bastante críticos con todo proyecto que pretenda realizarse en el territorio en donde ellos tienen un control casi total. Pero en un análisis profundo se puede entender que sus críticas hacia el Tren Maya estén más cercanas al cómo afrontar un proyecto tan grande en estados en donde reina la injusticia laboral.

Un trabajador promedio en la zona hotelera de Cancún está acostumbrado a que su salario sea reducido a través de empresas de outsourcing. Existen formas alternas de ciertos magnates hoteleros para contratar a otras empresas para que se encarguen de los pagos a trabajadores de la industria hotelera del sur del país. Con esto, logran evadir responsabilidades fiscales y laborales, como ciertos impuestos, seguro social y otras prestaciones clave en la vida de los trabajadores. Esto deja ver la preocupación de los líderes empresarios si llegara a existir un mayor control de los salarios en la zona.

La creación de un tren así de ambicioso en los principales estados sureños podría poner lupa especial al trato laboral que se le da a los miles de trabajadores que habrían de usar este tren para llegar de sus casas a sus trabajos en las zonas hoteleras. La llegada de este proyecto podría destruir su estructura de manipulación de salarios. Lo cierto es que más del 90% de los empleados en esta industria reciben su salario a través de empresas “pagadores”, que facilitan la evasión fiscal de los grandes hoteles.

La práctica es tremendamente común y la presencia de intereses del nuevo gobierno federal deja ver signos de preocupación dentro del sector de los empresarios turísticos. En el caso de Quintana Roo, las empresas de outsourcing son el pan de cada día para miles de trabajadores que ven cómo se reduce su participación en afores, ya que no les paga directamente la empresa en donde trabajan. Con esto, se han generado y normalizado condiciones para el abuso a la mayoría de empleados.

Para el próximo gobierno que entrará el primero de diciembre es una cuestión bastante importante el evitar abusos a los trabajadores. López Obrador ha designado a una joven experta en derecho laboral precisamente para eliminar este tipo de abusos. Se trata de Luisa María Alcalde, quien ya se posicionó a favor de los sindicalizados antes que a los sindicatos. Y pretende también someter a revisión este tipo de acciones en donde empresas intermedian recortan y someten el salario de miles de trabajadores.

Los abusos de las grandes cadenas hoteleras no se limitan a la alianza con las empresas de outsourcing, también se sabe de grandes alianzas con políticos locales. Por eso mismo es que este conglomerado de injusticias laborales está preparando un documento oficial para intentar una alerta sobre los problemas que podría ocasionar el tren maya para sus intereses. Quieren que el turismo se quede solamente en sus zonas hoteleras y no que se extienda a comunidades indígenas u otros estados en donde ellos no saldrían enteramente beneficiados.

El menosprecio al gran proyecto obradoristas tendría este otro tinte. Recordemos que los números favorables que ha presumido la industria hotelera han provocado que los gobiernos federales de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto designen miles de millones de pesos para infraestructura carretera, de servicios, entre otros, para privilegiar en exclusiva a ciertos grupos de empresarios hoteleros. Cuando se le pregunta a los mexicanos a qué playa quisieran ir de inmediato, seguramente muchos dirán que a Cancún. Y es que esto es una muestra clara de cómo una playa ha sido promovida no solo desde el terreno empresarial, también desde el gobierno.

Para tener una idea de los abusos, veamos la forma en la que operan los hoteles Riu en la zona hotelera de Cancún. Mientras reciben miles de millones de pesos al año gracias al turismo extranjero, la cadena de hoteles todo incluido paga a empleados mexicanos un salario recortado a través de las empresas “pagadores”, en donde se limitan sus prestaciones y se les está renovando cada mes sus contratos, todo esto para evitar antigüedad y el derecho a un afore, según reportan medios locales.

Esta maquinaria le ha evitado a los magnates hoteleros pagos elevados de impuestos. Además, recordemos que el SAT en el periodo de Enrique Peña ha sido un gran aliado de condonar impuestos a empresas y conglomerados. Por lo tanto, la creación del tren maya es vista totalmente como una competencia a sus intereses que han regido la forma de trabajo en la industria turística del sur mexicano durante décadas.  


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