Ya hay gobernadores listos para frenar a delegados estatales de Morena
El nuevo gobierno de izquierda está listo para sacudir la forma en la que se hacía política tradicional en México. Desde un plan de austeridad contundente, pasando por la eliminación de privilegios y hasta una supervisión de fondos para los 32 estados del país, parece que no todos los políticos están conformes con las intenciones de cambio. Sobretodo los no morenistas, quienes no pretenden quedarse callados.
Desde que López Obrador se hiciera con la presidencia de México, anunció a 32 delegados, pertenecientes todos a Morena, encargados de vigilar la necesidad y forma en la que el gobierno federal le envía dinero público a los estados del país. Uno por cada entidad de la república mexicana. Su labor será la de evitar desvíos de fondos, revisar si las solicitudes de recursos están justificadas y sobretodo frenar corrupción en el proceso de bajar recursos.
Esto ya ha enfurecido a varios gobernadores, destacando a dos. Desde Jalisco, Enrique Alfaro ya aclaró que no escuchará al delegado estatal de Morena y que su línea de comunicación tendrá que ser directa con el tabasqueño. Ahora, se suma otro personaje polémico. El gobernador priísta de Guerrero, Héctor Astudillo, ha lanzado el reclamo hacia este modelo de vigilancia para cada gobernador. Su molestia es clara: no quieren que nadie vigile sus solicitudes ni mantenga más autoridad que ellos en cada estado del país.
La simple medida de López Obrador es polémica. Se trata de personas que tendría incluso más poder que cada gobernador para decidir si es posible solicitar cierta cantidad de recursos a la federación. De ellos depende que ciertos programas sociales o apoyos para secretarías estatales se logren o no. Todo con una comunicación directa con el futuro presidente. En este caso, se rompería la cadena de diálogo entre gobernadores y el ejecutivo. Esta es la queja principal de Astudillo y Alfaro.
Otros mandatarios estatales tampoco están muy contentos con la idea de Morena. La negativa abunda desde estados gobernadores por el PRI y el PAN. En el caso del michoacano Silvano Aureoles, el único gobernador del perredismo, tampoco les agrada la intención de personas con poder sobre ellos. Otro de los principales detractores de esta idea es Jaime Rodríguez, gobernador de Nuevo León.
También han desaprobado la idea el gobernador de Chihuahua, Javier Corral; el panista de Guanajuato, Miguel Márquez e incluso el propio morenista Cuauhtémoc Blanco. Este último ganó con gran ventaja en Morelos y considerado que la idea de los delegados está bien, pero no le gusta el que eligieron para su estado. Otros gobernadores comparten esta característica: no están en contra de la propuesta pero sí del perfil elegido.
Lo cierto es que en medio hay un claro conflicto político y parece ser que no importa el color del partido político gobernante en cada estado, la última decisión sobre el destino de los recursos federales será guinda. Todo parece indicar que el modelo entrará en vigor a pesar de que al menos diez gobernadores ya se quejan en privado por los “superdelegados”, como les llaman. Astudillo ha levantado la molestia hasta prometer alguna acción legal en contra.
Y es que habrá ciertos aprietos por los personajes involucrados. En el caso del Estado de México, el gobernador y primo del presidente, Alfredo del Mazo, estará siendo vigilado por la morenistas Delfina Delgado. No se trata de cualquier personaje morenista. Delfina fue la principal del priísta durante las elecciones estatales y estuvo a muy poco de ser la gobernadora mexiquense. Ahora ella vigilará las solicitudes de del Mazo, algo que no le agrada al priísta para nada.